sábado, 23 de marzo de 2024

EL PALACIO MARQUES DE MIRABEL

 

PALACIO DE LOS  MARQUESES DE MIRABEL


Dada la importancia histórica de la ciudad de Plasencia, como hemos ido viendo en el recorrido de la ciudad, conserva en su casco antiguo una diversidad de casas nobles, palacios y mansiones civiles de gran importancia que contribuyen a dar una morfología de notable dignidad constructiva. Palacio Episcopal, Casa del Dean, Casa de Toledo, de los Grijalva, de Catalina del Barco, de los Trejo, de Galíndez de Carvajal, etc., marcan una impronta noble que refleja el pasado esplendor de nuestra querida ciudad de Plasencia.

Pero, entre estos edificios civiles, el más destacado desde el punto de vista histórico y monumental es el llamado palacio de los Marqueses de Mirabel.



Los orígenes de este palacio son medievales, época de la que aún se conserva algún resto, como el de la puerta del arco gótico que hay en el huerto, que parece de finales del siglo XV realizado posiblemente por los entonces Don Álvaro de Zúñiga y Doña Isabel Pimentel, habiendo desaparecido casi todo el primitivo en las diferentes reformas llevadas a cabo durante el siglo XVI. Esta puerta también es conocida como “La puerta del Cosmo” así la denomina Francis Sayans en un trabajo descriptivo de la misma.



En un principio el palacio estaba vinculado a la familia de los Almaraz, quedando con el tiempo en poder de los Zúñiga a quienes se debe la fabrica que hoy se puede contemplar.

En líneas generales este palacio fue reconstruido durante el segundo tercio del siglo XVI, tiempos de don Fadrique de Zúñiga Sotomayor y de don Luis de Ávila Zúñiga.

Tiene interés primordial para el palacio y su proceso constructivo renacentista Don Fadrique de Zúñiga y Sotomayor, cuyo nombre aparece con el de su esposa en el balcón septentrional que se proyecta al exterior con heráldica, sobre el paso del “cañón”, vía que atraviesa el palacio dividiendo su planta inferior en dos partes. Sobre él corre la inscripción:

DON FADRIQUE DE ÇUNIGA SOTOMAYOR DOÑA YNES DE GUMÁN Y AYALA.1550. TODO PASA. 

Otro personaje a destacar fue Don Luis de Ávila y Zúñiga, Comendador Mayor de la Orden de Alcántara, sirviendo al emperador Carlos V en distintos servicios políticos y militares en África, Italia y Alemania. Es conocida la anécdota producida en Túnez cuando Zúñiga salvo la vida del emperador al darle su propio caballo cuando el del Cesar había caído muerto. En 1548 se editó en Venecia una obra suya en que comentaba “la guerra de Alemania hecha de Carlos V Máximo, Emperador Romano. Rey de España”,

De la personalidad de Luis de Zúñiga, Luis de Toro lo describen como verdadero hombre del Renacimiento.

El palacio responde a la irregularidad propia de una construcción medieval sobre la que se realiza en el Renacimiento, introduciendo cierta ordenación estructural y una simbología propia de un palacio humanista.


Exteriormente se muestra cerrado en su cuerpo inferior, donde aparte de algún vano secundario, solo destaca el gran arco de medio punto, con el blasón en la clave, que da paso al “cañón” desde el que se comunica con ambos lados del palacio constituyendo la derecha el acceso principal, el más noble. En el cuerpo superior una serie de balcones señalan el lugar de los salones del palacio, reiterando sobre cada uno de ellos un escudo de las armas de los Zúñiga. En el extremo de la derecha se aprecia la torre, culminada por flameros, exponente ideológico de la importancia de la familia de los Almaraz, conservada y reforzada por la familia de los Zúñiga.


En la parte posterior tan solo es destacable, por su proyección externa, el balcón renacentista de mediados del siglo XVI con la inscripción citada, ue se organiza como una pequeña portada; apea sobre las ménsulas una repisa de las que cuelgan notables cogollos vegetales, encima flanquean dos columnas clásicas en vano rectangular recercado con finas molduras, soportando con repisas de telamones una cornisa volada; el blasón superior de los constructores (Zúñiga Sotomayor y Guzmán de Ayala ) esta sobre montado  por una llamativa venera acompañadas de salvajes, tema característico de la nobleza desde la Baja Edad Media.


Conviene destacar en el paso del cañón una pequeña hornacina con una bella escultura gótica de la Virgen, conocida como Nuestra Señora del Socorro, que sigue el modelo de la Virgen “galacto profusa” o Virgen “de la leche· por estar amamantando al niño.

Para cada una de las partes, dentro del mismo “cañón”, existe una doble entrada, pues en realidad son dos casas distintas, aunque unidas.

En el interior siguen diferenciándose las dos partes. La parte de la derecha se reserva para la parte señorial. A su entrada cabe destacar el patio del palacio, Se trata de un atractivo espacio porticado en sus cuatro lados, de dos plantas, con bellas columnas monolíticas de ligero éntasis de orden dórico y jónico, respectivamente en planta baja y planta superior, entre las que se lanzan arcos de medio pinto o carpaneles según los lados Blasones familiares se reiteran en las enjutas de los arcos inferiores como corresponde a la concepción renacentista con que está realizado el palacio. En su centro la fuente.


De una planta a otra se accede por una escalera monumental y atrevida, admirada por la concepción de sus bóvedas y arcos, En su techo un gran farol que cuelga en la señorial escalera del “Palacio de Mirabel” traído a Plasencia por los Duques de Montellano, los cuales lo heredaron de la que fue Emperatriz de Francia, la bellísima española y sevillana Eugenia de Montijo.

Esta magnífica obra está elaborada totalmente en “hojalata repujada primorosamente y de turbio vidrio de época, pues se trata de una verdadera joya, aunque de material sencillo, y es de estilo “barroco” del siglo XVII, cuya labor es maravillosa en el repujado de su ornamentación de hojarasca, y por el elegante dibujo de su conjunto. Es tan bello el farol que a simple vista, parece estar construido en plata repujada.



En esta segunda planta encontramos los grandes salones residenciales, propios de la vida señorial de la época, como el Salón Comedor, el Salón de Música, la Capilla, los dormitorios etc.


En esta planta superior, esta situado el “Salón de Carlos V”, donde la pieza artística más notable, es un busto que representa al emperador Carlos V, bajo el cual esta una inscripción latina “Cas. V.R.I.” (Carlos V Emperador de los Romanos). En la base hay otra inscripción italiana: CARLO QVINTO/ET ASSAY QVESTO PRCHE SE/SA PER TVTO IL MONDO II. RESTO (Carlos V, esto es suficiente, porque se sabe en todo el mundo el resto). 


Tiene el Emperador un aspecto cansado, pensativo, con la mirada perdida, la cabeza ceñida por la corona de laurel. El busto es único entre los conocidos y catalogados. Peculiar en el trato de la armadura al llevar en el pecho un crucifijo que contradice las afirmaciones sobre que a partir del año 1531 sus armaduras llevaba en el peto la imagen de Nuestra Señora con el Niño y en la espalda la de santa Bárbara.


Muy interesante nos parece la Capilla, a pesar de su reducidas dimensiones con imágenes en su mayoría barrocas, entre las que destaca el Calvario. Otro grupo lo forman el descendimiento y un Santiago a caballo.


 El palacio destinado hoy día a dependencia de los residentes tuvo un pequeño añadido en el último tercio del siglo XVI. Nos referimos a la ampliación de un patio secundario, cuadrangular, de reducidas dimensiones, con las cocinas en la parte inferior que se proyecta al exterior mediante una chimenea de cuidada fábrica de sillería y un bello jardín colgante encima, un “pensil”.


La puerta izquierda del “cañón” se accede a este patio menor, y a la entrada a la derecha se encuentra  la  “Sala de Trofeos” de caza mayor del Duque de Arión, donde se exponen numerosos trofeos cinegético, así como algunos cuadros firmados por Carlos Ayala.   

En el corredor de esta segunda planta del patio menor, así como en el jardín colgado que constituye un atractivo mirador embellecido con columnas jónicas, hay una serie de piezas arqueológicas con inscripciones griegas y latinas, bustos de emperadores romanos obras procedentes de Italia, Caparra y Mérida.

 Se desconoce los nombres de los artífices de este palacio. Por supuesto ignoramos los de la Edad Media que iniciarían la fortificación primitiva de Blasco Gómez de Almaraz y la renovación del siglo XV con los duques de Plasencia. En cuanto a lo operado en el segundo tercio del siglo XVI, suele citarse al maestro Álvarez que intervino en el vecino convento de San Vicente Ferrer.


 

                                       José Antonio Pajuelo Jiménez.

 

www.lavozdemayorga.blogspot.com                                 www.lavozdeplasencia.blogspot.com

 

 

 

 

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