Lo que conocemos por estelas
diademadas del suroeste peninsular, singulares manifestaciones de la edad del
Bronce, han sido objeto de repetidos estudios durante décadas. Hoy nos
centramos en la zona norte de Extremadura, en el entorno de la Sierra de Gata y
las Hurdes, donde encontramos una serie de estelas que se engloban
cronológicamente en el Bronce Antiguo y Medio y se las consideran el precedente
inmediato de las estelas decoradas del suroeste. (Almagro Gorbea 1977).
En otros artículos, hablaremos de
las estelas de guerrero, situadas en torno a la cuenca del Tajo, que se
caracterizan por tener representado el escudo en el centro enmarcado por la
espada y la lanza; otras añaden otros elementos (uno o varios) por la que se
pueden establecer una clasificación cronológica del Bronce Final y el Hierro
inicial.
ESTELAS DE LA EDAD DEL BRONCE.
También denominadas “ídolos-estelas”, “estelas diademadas” o “estelas guijarro”, que en Extremadura se han encontrado en las dos provincias, en Salamanca, así como en el territorio portugués. La mayor concentración se encontró en la Sierra de Gata, principalmente en su vertiente meridional donde se encontraron una en Robledillo de Gata, seis se encontraron en Hernán Pérez, en las Hurdes, de las cuales dos en el Cerezal (arquería de Nuñomoral), Riomalo de Abajo, Arrocerezo, Cambroncino, estas tres últimas arquerías de Caminomorisco).
Realizadas en un bloque de
granito o canto rodado o bloques de pizarra, todas representan una figura
esquematizada, antropomorfa, su rostro viene caracterizado por una elipse que
encierra a los ojos, un trazo simple que representa a la nariz y una línea
horizontal que representa la boca. La cabeza se enmarca con líneas circulares
concéntricas, con trazos reticulares, que semejan a una especie de diadema.
LAS HURDES.
ESTELA DEL CEREZAL.
Según referencias orales, la
pieza apareció en un lugar denominado “La lancha”, a un kilometro de la
arquería del Cerezal, se encontró hincada en el suelo, a su lado lajas de
pizarras que formaban como una sepultura y en su interior fue hallada una urna
o puchero que se deshizo para ver su contenido, para ver si contenía el
consabido tesoro y nadie guardo ningún fragmento. Posteriormente la pieza se
reutilizó para la construcción de un muro, hasta su descubrimiento en 1979, por
un guarda de forestal de Icona que la guardo en su domicilio.
Me encontraba ejerciendo en
aquella época en Casares de las Hurdes, y sustituyendo al médico titular de
Nuñomoral, cuando me enteré del descubrimiento. Estudié la zona donde apareció
y no encontré ningún enterramiento, ni restos de cerámicas en la zona que nos
pudiese aportar datos cronológicos u otros detalles para un estudio más
detallado de la pieza.
La estela es un gran canto rodado,
de forma ovalada de 60 cm. De altura, 28 cm. De ancho, y 14 cm de grueso, está
muy desgastada por la erosión del tiempo. Se puede observar un tosco labrado de
una figura antropomorfa, representándose el rostro, con una línea vertical
indicando la nariz, otra horizontal más pequeña que marca la boca y dos grandes
oquedades que señalan los ojos.
La técnica de realización en la
mayoría de los casos las figuras antropomorfas y sus ornamentos están
representados a través de grabados por piqueteado profundo, hechos con percutor
u cincel.
María del Carmen Sevillano, no
los describe así. “el rostro está
enmarcado por una línea circular que lo envuelve figurando el ovalo de la cara,
que se estrecha para formar o indicar el cuello y luego se prolonga en la parte
inferior señalando los brazos. Justamente en
la parte donde están indicados los hombros está grabado un semicírculo
que quizás quisiera significar un pectoral o collar ritual. El brazo derecho de la figura, termina en una
pequeña línea horizontal que indica de una manera muy esquemática la mano. El
brazo izquierdo del ídolo es ligeramente más corto, y no acaba en ninguna línea
horizontal.”
“La parte superior del ídolo, está rematada por tres líneas ovaladas
que se cruzan con otras verticales, formando rectángulos y al igual que otros
ídolos encontrados en la zona parecen representa una diadema ritual”.
La aparición de una urna en el
interior de la sepultura, nos hace pensar que la estela del Cerezal, se halla
en estrecha relación cultural con los enterramientos en cista.
ESTELA DE RIOMALO DE ABAJO.
Formando parte de un muro divisorio
de fincas, junto al rio Ladrillar, cerca de su confluencia con el rio Alagón aunque se piensa a que la estela
procede de la localidad salmantina de Cabaloria, pueblo abandonado y muy
cercano a Riomalo (R. Grande del Brio), siendo trasladada posteriormente a esta
localidad. Actualmente se encuentra en el Museo Arqueológico de Cáceres.
Su altura es de 39 cm, ancho 26
cm, grosor 10 cm. Materia prima grauvaca (mica, feldespato, cuarzo y granito
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ESTELA DE RIOMALO DE ABAJO |
Diaz-Guadamino Uribe M.M. no la
describe así: La representación se acopla
al soporte. Su rostro, esquemático, presenta cejas, ojos, nariz y boca. Está
delimitado en su parte superior por un tocado o diadema compuesto por tres
líneas semicirculares paralelas entre si, unidas en el extremo por una línea, y
rellenas por una serie de trazos perpendiculares a estas. En la parte inferior hay
otras tres líneas curvas, paralelas, en cuyos extremos están unidos por una
línea perpendicular. Entre la diadema y los collares presenta unos círculos
laterales (orejas o broches). Del círculo izquierdo nace un apéndice
interpretado como una trenza. No hay señal de cuello (trazo) y sí de cinturón
simple (le rodea?). Presenta brazos con manos y piernas con pies que parten del
cinturón de forma muy esquemática.
ESTELA DE ARROCEREZO.
Arrocerezo, arquerìa abandonada de Caminomorisco.
Se encontró en la inmediata
proximidad del pequeño dolmen del
Madroñal, en la ladera SE de un cerro rodeado de arroyos y que desciende
abruptamente hacia el Sur hasta el rio de los Ángeles, término municipal de
Camino- morisco, el lugar se caracteriza sobre todo por un conjunto de
sepulturas de plantas diversas, todas ellas poco destacadas del suelo y con
cerca de 1,50 m, junto a las cuales se apreciaba más una curiosa aglomeración
de piedras de cuarzo blanco. (Bueno Ramírez- Gonzalo Cordero, 1995).
Altura 55 cm. Ancho 33 cm.
Ambos vestigios dolmen –estela,
están claramente relacionados, pues ambos están datados entre el III y II
milenio antes de Cristo. De grabado ancho, de sección en U. La representación
se adapta al soporte. El personaje presenta cabeza, rostro con ojos, nariz y
boca, brazos que surgen a partir de la
cabeza a la altura de la boca, y manos. Adornado con un “tocado” realizado con
dos líneas semicirculares concéntricas, rellenas por una serie de líneas verticales
y paralelas entre sí. En la parte superior del tocado, esta rematado por una
serie de cazoletas y el de sus extremos por dos “colgantes”. Los extremos del
tocado están unidos por una línea transversal que pasa por la frente del
individuo. Presenta así mismo cuatro círculos concéntricos que le rodean e
cuello, a modo de collares, y, en el tercio inferior, una línea en modo de cinturón.
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ESTELA DE ARROCEREZO. |
ESTELA DE CAMBRONCINO.
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Recreación |
Fue tallada realizando formas semicirculares, trazos oblicuos. El
cuerpo trazado a través de dos líneas oblicuas sujeta la cabeza, donde se
representa un rostro de un antropomorfo de cara extremadamente triste. La
cabeza se encuentra coronada en la parte superior por una especie de diadema
ritual, tres líneas concéntricas con líneas
entrecruzadas. Bajo el cuello parece representado un collar, expresado por tres
líneas circulares concéntricas.
Características, altura 54 cm, Ancho 20, y 25 cm. de grosor. Material :
Diabasa “ roca de balasto” que se utiliza mucho para usos ferroviarios, de
naturaleza volcánica procedente de magma.
Actualmente se encuentra en paradero desconocido.
Biografía consultada.
M. del Carmen Sevillano .El ídolo del Cerezal, nuevo hallazgo en Extremadura.
Almagro Gorbea, M. El bronce final y el periodo Orientalizante en Extremadura.
Marta M. Diaz-Guadamino. Las estelas decoradas en la Prehistoria de la Península Ibérica.
Jose Antonio Pajuelo Jiménez.
Yo creo que en el Lago de Jaraíz hay una estela puesta en un muro frente a las pasaderas al lado el bar. Tiene cazoletas y una cruz además de lo que podían ser rasgos de la cara, pero según "los expertos" no es más que una piedra que estaba en un molino.
ResponderEliminarSiento discrepar abiertamente sobre la descripción que se hace de las estelas diademadas de LAS HURDES. No pertenecen a la EDAD DEL BRONCE, pues, tras muchos años de investigación de campo, por residir en la zona, hemos comprobado que estas estelas están asociadas claramente a asentamiento CALCOLÍTICOS o EDAD DEL COBRE, como se desprende de los asentamientos cercanos, cuyas cerámicas y otro utillaje hallado en labores agrarias pone de manifiesto lo que decimos. La estela diademada de ARROCEREZO no tiene absolutamente nada que ver con los enterramiento megalíticos del paraje de EL MADROÑAL. Fue hallada por mi persona. Se encontraba de poyete a la entrada de una vivienda abandonada, en el despoblado de ARROCEREZO; de aquí el nombre de la estela. La ESTELA DIADEMADA de RIOMALO DE ABAJO se halló en el paraje de "VAMESTO", junto a la confluencia del río Ladrillar (antiguo "RIUS MALUS") con el Alagón. El vecino de Riomalo de Abajo que la encontró la tuvo expuesta en una taberna que regentaba en dicho pueblo. El vecino de Poblado de Valmayor, Emeterio Cuadrado, persona muy ligada la revista "Cuadernos de Arqueología", con quien hablé varias veces, me contó que la pieza la vio en dicho bar y se la compró al tabernero Me refirió que estaba dispuesta a donarla siempre y cuando se depositase en el MUSEO DE LAS HURDES, que, por aquellos años (década de los 90 del pasado siglo), se pensaba levantar en la antigua factoria de "El Jordán", en Nuñomoral, contando con el beneplácito de la Junta de Extremadura. No se encuentra en el MUSEO PROVINCIAL de CÁCERES, sino que la tiene la familia de Emeterio, ya que este falleció. La que sí está en el museo es la que yo encontré en Arrocerezo. Habría que hablar más largo y tendido, pero sirvan estas líneas para corregir lo que, a veces, se escribe sin conocimiento de causa, incluso por grandes popes de la Arqueología.
ResponderEliminarDeseo reseñar que el autor del artículo, JOSÉ ANTONIO PAJUELO JIMÉNEZ, buen amigo mío, no tiene culpa alguna de la información, sino que los máximos responsables son los que se citan al final, en la bibliografía, de cuyos articulos o libros tomó nota José Antonio.
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