miércoles, 23 de octubre de 2019

LA BELLOTA

Paseando por estas tierras extremeñas, entre encinares y alcornoques, me quede mirando el fruto de la encina, “la bellota”, que formó parte de la dieta básica en época prerromana.

La bellota usada en la alimentación, la Quercus ilex es la más apta para ello que la Coccifera. Carrasca y Coscoja eran y son muy comunes en la Península Ibérica, la primera como fuente en la alimentación humana y la segunda con un carácter más económico y comercial: ambas son recordadas por Plinio y Estrabón, por sus beneficios y su abundancia. Estrabón, refiriéndose a los pueblos montañeses, nos dice que durante los dos tercios del año se nutren de bellotas que, secas y trituradas, se muelen para hacer un pan que se conserva mucho tiempo. Plinio habla de bellotas, sin concretar variedad de encina, que en Hispania se toman como alimento humano, y que asadas en cenizas, son más dulces.
Hoy la relacionamos más con la alimentación, entre otros, de los cerdos de pata negra de las dehesas extremeñas, onubenses, salmantinas o alentejanas.


La bellota fue utilizada como amuleto en época prerromana; de ello la encontramos formando parte de ajuar funerario, en forma de colgante en los restos de un individuo de sexo indeterminado ente 16 – 21 años. Este colgante de apenas 2 cm. De longitud destaca por su decoración a partir de finas incisiones y su precisión a la hora de representar el fruto. Se compone del cuerpo en forma de bellota fabricado a partir de una única chapa de oro y una anilla de suspensión circular.
Un paralelo similar se encuentra en el Museo Nacional de Arte Romano y fue depositado en una cremación femenina fechada en los siglos I-II antes de Cristo, de la necrópolis del solar de la antigua Campsa de Mérida.

Los colgantes en forma de bellota, el fruto del roble, de la encina y alcornoques pueden considerarse un símbolo de fecundidad, pero en nuestra zona donde son tan abundantes y relacionadas con su paisaje de dehesa, se pueden considerar como otra posible creencia sincrética, pues para lo celtas el roble era la imagen de Zeus y para los romanos de Júpiter.
Muchas culturas la han asociados con conceptos tan elevados como la resistencia, la fuerza, la perseverancia y la paciencia. Se trata de un símbolo relacionado con la vida, hace referencia también a la longevidad y la inmortalidad. Usándose como amuleto en culturas prerromanas celticas, asociado a la virilidad masculina por su forma similar al glande.

En la primera foto podemos observar un amuleto con forma de bellota procedente de la necrópolis púnica del Puig des Molins, Ibiza. Se expone en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid.
En la siguiente foto, presentamos un amuleto de cuerpo aplanado, en forma de bellota con decoración incisa reticulada en el cascabillo, delimitada por una moldura. En su parte superior presenta un apéndice plano y cuadrangular, con  un orificio central para suspender la pieza. El extremo del fruto acaba en punta, con un apéndice.
Cronológicamente debe tratarse del siglo III, a.de C.


Tan importante sería que llevarla encima aportaría protección, simbolizaría gratitud o fertilidad. Igual sería una forma de congraciarse con la madre tierra o, sencillamente, un bello objeto decorativo. Desconozco el significado que se le quisiera dar.


María Luisa Cortijo Cerezo:Profesora Titular de la U. de Cordoba
Museo Arqueologico de Ibiza y Formentera. Inventario 06851


Jose Antonio Pajuelo Jiménez

                                                                            "CREANDO CULTURA"

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