Petroglifo de la “Peña Rayá”. CASARES DE LAS HURDES
Cuando
estuve de médico destinado en Casares de las Hurdes, en 1979 el invierno se
hacía largo, no me quedaba más remedio de aprovechar y centrarme en mis estudios,
así como conocer y hacer amistades con las personas de la localidad, o con
trabajadores que pasaban las semanas en ellas, que durante la misma realizaban
la ampliación las carreras de las Hurdes Altas. Eran muchos los temas de lo que
se hablaban, era una conversación amena, curiosa y donde se aprendía de las
costumbres, forma de vida de los hurdanos, nunca podré olvidar a mi amigo
Estanislao Martin a su mujer Angelita, regentes del bar- restaurante Montesol,
que en el día de hoy regentan sus hijos.
Entre
unas de las conversaciones mi buen amigo “Tani”, comenzó a hablar de la Piedra
Rayá, no entendía de lo que estaba hablando, pero rápidamente me di cuenta de
que estaba describiendo algo fuera de los normal, despertó en mi la curiosidad
a la vez mi afición por los temas arqueológicos que habían quedado olvidados desde que comencé la carrera.
Mi
pasión por la arqueología me viene desde muy joven, comencé adquirir mis
humildes conocimientos a través de don Gregorio Gallego Cepeda director de la
biblioteca municipal, posteriormente en mis andanzas con José Luis Blanco un
ilustrado en el día de hoy en estos temas, y unos años más tarde con Martin
Almagro Gorbea, Arqueólogo y director del Museo Nacional de Arqueología, al que
conocí a mis diecisiete años en esta ciudad donde realizaba las milicias universitarias con el grado de alférez. Al comenzar mis estudios universitarios, todo quedó
arrinconado, para que un día, se despertara de nuevo mi ilusión por este
apartado de la historia.

Así
comenzó esta historia, realizando un paseo, por una vereda que salía de la
carretera entre el Carabusino y el Robledo, ambas arquerías de Casares de las
Hurdes, hoy día una pista que lleva a los Carrascales, bien señalizada y
acondicionada para la visita. Entonces no disponía de los medios actuales de
cámara fotográfica, todo se basaba en papel y lápiz, un metro y cepillo para
retirar el liquen asentado en la piedra, esto me llevo varias tardes hasta que
pude ver los grabados incisos profundos realizados con toda seguridad con
instrumentos metálicos, para visualizarlos había que aprovechar la mejor incidencia de la luz
solar.
Mis
ojos no daban crédito ante lo que tenía delante de mí, algo incomprensible,
un enramado de rayas sin orden alguno, motivos geométricos, triangulares y
cuadrangulares, así como estrellas de cinco puntas, un panel de motivos y
representaciones geométricas frecuentes en la iconografía de la Edad del
Hierro.
No me
limité al estudio del petroglifo en sí, sino al estudio de los alrededores de
este con el fin de localizar algún material arqueológico que me sirviera para
estudiar la datación, pero todo fue inútil. Lo que
me llevo a indagar por toda la zona de las Hurdes Altas.
PETROGLIFO DEL HUERTO DEL CURA. ACEITUNILLA.
A un Km. de Nuñomoral, en dirección
a la arquería de Aceitunilla (comarcal 156.1), se encuentra una vereda que nos
lleva al arroyo de Aceitunilla, vereda abajo a unos 150 metros nos encontramos
unos grabados que en su conjunto son todos ellos muy comunes en el arte
rupestre de las Hurdes, como los motivos escalariformes, los círculos radiados
y concéntricos, estrellas de cinco puntas, correspondientes en su mayoría al arte
de las fases avanzadas de la edad del Hierro.
Se trata de una roca a un
nivel inferior de la actual carretera, perfectamente señalizada, y nos
encontramos ante un petroglifo de lo menos estudiados de la comarca. Nos
encontramos ante unos grabados que representan dos circunferencias concéntricas
de unos 14 cm y en cuyo interior un triángulo cuyo vértice apunta hacia el
este.
En el centro del petroglifo
hay tres circunferencias parcialmente unidas conde se engarza una cuarta de
unos 20 cm, continúan unos símbolos hacia el oriente una X y dos circunferencias
posiblemente rellenas, mientras que al occidente hay una estrella de cinco
puntas contenida en una circunferencia.
El que se encuentra más al
Occidente, representa un total de tres estrellas de cinco estrellas o pentalfas
dos de las cuales contenidas en circunferencias y un escalariforme.
A unos 30 cm hacia el sur, nos
encontramos con otros dos escalariforme independientes separados unos 35 cm. de
tamaño notable de unos 15 cm y los dos representan cinco líneas transversales
que se unen.
La interpretación es difícil de expresar, las estrellas de cinco puntas o pentalfas representan según mi criterio al hombre y a la mujer unidos, las encontramos en muchos de los petroglifos que vamos a dar a conocer, la iconografía triangulares es representativa de hombre o de la mujer. Los circulos representan a la muerte y al universo, todos los dólmenes y túmulos en su mayoría son redondos, representan lo infinito al más allá. Los escalariformes sería la interpretación de medios de defensa, poblado que también los vemos en la mayoría de los grabados, motivos que se repiten en los diferentes petrogligos, pero cada uno tiene su propia personalidad y autonomía.
José Antonio Pajuelo Jiménez.
"CREANDO CULTURA".