lunes, 8 de junio de 2020

EPITAFIOS EN VERRACOS


EPITAFIOS EN VERRACOS..

En mis salidas con el profesor Julio Esteban Ortega, y los estudios realizados de epigrafía latina romana durante seis años  en el norte de Extremadura, hemos encontrado un reducido número de verracos que ostentan inscripciones funerarias latinas, grabadas generalmente sobre uno de los costados, aunque a veces aparecen también en el dorso o abarcando ambos costados. De todas las inscripciones documentadas en animales de las veinticinco que conocemos en España, dieciséis aparecen en toros y solo nueve en verracos, de los cuales tres en la zona norte nuestra región y que voy a dar a conocer en este artículo.

En la Península Ibérica las esculturas de verracos son sincrónicos de la Cultura de los Castros de la Meseta, cuyos inicios pueden llevarse al Bronce Final, tiene su apogeo en los siglos V. y IV a.C. y algunos no alcanzan la romanización. Sin embargo, la aparición sobre algunos ejemplares de inscripciones funerarias latinas que por los elementos literarios y paleográficos pueden fecharse hasta el siglo II y III después de Cristo, este "dorsuale", visible en algunos verracos, confirma un carácter de ofrenda, mientras que otros signos en forma de círculos y cruces, que otros llevan grabados, les pone en relación con una divinidad de tipo astral.

Estas inscripciones que llevan grabadas, atestiguan en ocasiones, la condición servil de algunos de los dedicantes, así como la sacralización del territorio de una agrupación civil que podría corresponder a varias familias que se significaban a través de cognomen y dirigidos por un pater familiae.
Puede terminarse que las esculturas de verracos se erigieron por las poblaciones que integraban la Cultura de la Meseta como ofrendas funerarias, en ocasiones, y votivas, en otras, a una divinidad protectora de la tribu. Es la Hispania indoeuropea que perdura en la romanización.
La zona de Villar del Pedroso forma parte del territorio vetón y se conocen varios verracos aparecidos en la localidad. No obstante, solo este fue utilizado para marcar un enterramiento, este verraco con una inscripción sepulcral sobre el lomo de un verraco. Se aprecia nítidamente uno de los ojos y le falta parte del hocico. El texto, distribuido en dos líneas ocupa prácticamente toda la extensión del animal. La erosión, la descomposición del granito y algunos
golpes malintencionados han determinado el deterioro del texto, que en algunas zonas se ha perdido. En el centro de la primera línea se observa una oquedad que mutila uno de sus grafos. Las letras, con ductus irregular y el grabado profundo, son capitales alargadas y la interpunción en punto.
La escultura fue hallada junto al arroyo Cagancha. Actualmente se encuentra sobre una pequeña afloración granítica en un parque a las afueras de la localidad. Dimensiones del texto: 71 x 24 x 35; letras: 5.


[------]
est RA∙ ux(or)∙ et∙ [---]?
------/EST∙ BA VX∙ ET∙ F[--]

En el inicio de la primera línea iría el difunto/a, cuyo nombre está prácticamente borrado. Al final de esta parecen distinguirse los trazos superiores de dos o tres letras, que tienen que corresponder a la fórmula funeraria, pues se continúa en el renglón siguiente. Esta segunda línea comienza con el verbo est seguido de una B o más bien R, ya que el trazo descendente es recto, y después una A; a continuación, hay un grafo parcialmente borrado V o N, seguido de una X, abreviatura probablemente de uxor. Tras le conjunción copulativa et hay una gran espacio muy picado con el texto borrado, que puede ser filius/filii.
Si los dedicantes son la esposa y el hijo o los hijos, el nombre que va al comienzo de la primera línea tiene que ser un nombre de varón, correspondiente al esposo y padre de aquellos.Por la fórmula funeraria simple se fecharía a comienzos o mediados del siglo I d. C.


Inscripción realizada sobre el lomo de un verraco, representando un jabalí. Es una escultura de grandes dimensiones con rasgos poco definidos y sobre el lomo lleva una inscripción con dos líneas de texto muy desgastadas. Las letras, que apenas se aprecian, son capitales rústicas sin interpunción.

Se descubrió en la finca “Monte Moheda” propiedad de Vicente Sánchez y allí se conserva actualmente junto a la pared de la casa.
Dimensión de la escultura: 85 x 205 x 55; letras: 6.

L(ucius) Iuli[us? ---] 
an(norum) LIV
------

Nuevamente una escultura de verraco se aprovechada para grabar un epitafio. En este caso el difunto parece ser Lucius Iulius.

El tercer verraco se encontraba en Montehermoso, era propiedad de Aurelio Fuentes, con el que tengo una gran amistad, al habernos relacionado durante los diez años que estuve de medico titular de esta localidad, me comentó que lo había vendido a Eugenio Fontaneda, interesado en piezas arqueológicas, y que actualmente se encontraba en el castillo de Ampudia Palencia. Se arrepentía de haberlo vendido y al mismo tiempo me dibujaba el verraco y recordaba perfectamente la inscripción, apoyado en la mesa del salón de su casa, donde tranquilamente tomábamos café, atendido por su mujer Ana, siempre tan atenta. Desde su casa nos dirigimos a ver otras inscripciones que se encuentran en una finca de la localidad.
 Se descubrió en 1968 en la pared de un corral en la pared de un corral tallado en granito gris de dimensiones tallado en granito gris, de dimensiones 70 x 22 x 30 cm. según la Hispania Epigráfica, con forma de cerdo, y con una cronología del siglo II o III d.C.
Se encuentra muy deteriorado, al habérsele amputado las patas y la parte del morro. En la época romana fue aprovechado como lápida sepulcral y posteriormente para afilar herramientas, lo que conllevó a rebajar el lomo y los flancos con la perdida consiguiente de la inscripción que tiene.

Verraco de Montehermoso,
                    IDA…GEI      ANII-H.S.E.S.T.T.L       CEIA…LI.F        VS…

Se puede transcribirse como IDA  --GEI (nombre del niño), ANII ( de dos años), H.S.E.S.T.T.L   (aquí yace, que la tierra te sea leve) , CEIA…LI.F (la liberta Ceia a su hijo), VS ( cumplió su voto).

Las fotografías de este verraco, las he tomado del blog de Juan Jesús Sánchez Alcón, buen amigo y un gran estudioso de las costumbres montehermoseñas, y a quién deberían nombrar cronista oficial de la localidad.

Jose Antonio Pajuelo Jiménez

                                          "CREANDO CULTURA".

  

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