CASA DE LORENZO GALINDEZ DE CARVAJAL
Haciendo esquina con la calle de Santa
Clara y la plaza de la Catedral, nos encontramos con la casa de Galíndez de
Carvajal, aquí nació este placentino ilustre que fue catedrático de la
Universidad de Salamanca, consejero de los Reyes Católicos, y ocupando
numerosos cargos importantes con el Emperador Carlos. Lo único a destacar en
esta casa la que conocí siendo niño, pues en ella residía D. Amancio fuentes y
Doña Josefina Vega muy amigos de mis padres. Don Amancio con orgullo me
enseñaba e artesonado y me lo explicaba, Al fallecer estos, la casa pasó a ser
propiedad del ayuntamiento, y ahora se encuentra la Sociedad Extremeña de
Arqueología y de Patrimonio. Mis recuerdo fueron emotivos al pisar de nuevo
muchos años después y poder disfrutar de lo que de niño me mostraron; un artesonado
mudéjar que como bien explica mi amigo y compañero German Corcho en su blogspot
“Los escudos de Plasencia”, representando el sol rodeado de estrellas y de los
planetas conocidos entonces, entre esos círculos y en el entro del artesonado
hay una estrella de ocho puntas que enmarca otra estrella. Las fotos que
mostramos unidas en una panorámica, podéis verlas en el citado blogspot.
LORENZO GALINDEZ DE CARVAJAL
Lorenzo Galíndez de Carvajal, gran
personalidad en la historia nacional, recordar su nombre es una deuda de
gratitud y de justicia a este placentino, nacido en nuestra ciudad en el 23 de
diciembre de 1472, su madre pertenecía a una distinguida estirpe de Cáceres, de
ella tomo su primer apellido. En más elevada alcurnia se encontraba su padre
Don Diego González de Carvajal, arcediano de Trujillo y posteriormente de
Coria.
Caso
con doña Beatriz Défila, hija de don Pedro Dávila, señor de las Navas Fue
jurista y cronista de Castilla, Catedrático de Prima de Leyes de la Universidad
de Salamanca, y en 1499 fue nombrado a los 26 años por los reyes Oidor de la
Chancillería de Valladolid y posteriormente antes de los treinta años fue
elevado a consejero de la Corona de los Reyes Católicos (año de 1502).
Según Baltasar Cuart Monet, nos dice que había un linaje oculto, y para alcanzar esta posición, tuvo que manipular sus orígenes familiares, siendo como era hijo de un arcediano y de una moza de servicio de una posada. Las manipulaciones de D. Lorenzo tuvieron el éxito apetecido, sin embargo, treinta años después de su muerte las informaciones realizadas por un nieto suyo que quería ingresar en el Colegio Mayor de Oviedo, de Salamanca, sacarían a la luz toda la estrategia familiar que tuvo que poner en marcha su abuelo para alcanzar la posición a la que llego.
Se distinguió más como jurista, catedrático de
Salamanca donde obtuvo el doctorado en 1503 y presidente del Consejo Real, pero
su obra literaria e histórica fue realmente destacada. Fundamentalmente aportó
una crónica de notable importancia Anales breves de los Reyes Católicos, pero
también escribió un “Memorial o registro breve de los lugares donde el rey y la
reina Católicos estuvieron cada año, desde 1468 en adelante, hasta que
fallecieron, lo llevó de indiscutible interés, junto con otros escritos y sus
obras jurídicas, se le encargo recopilar tantas leyes y pragmáticas reales,
pues los Reyes le eligieron para la confección de un cuerpo legal único, del
que se encarga y cuya recopilación se perdió.
Con paso firme creció el prestigio del ilustre
placentino y la fama de su saber fue reconocida por los más profundos juristas.
Sus opiniones eran antología, hoy diríamos que sentaban jurisprudencia, Fue
requerido para el ordenamiento y promulgación de las Leyes de Toro. Con el
Licenciado Zapata, confeccionó y firmo el Privilegio para la casa de
Contratación sobre jurisdicción civil y criminal. Schafer especialista moderno
lo califica como uno de los mejores informados y perito en temas jurídicos de
las Indias Los más altos Consejos reclamaban su presencia, su doctrina y su
honradez.

El Emperador no prescindía de sus dictámenes
en los casos difíciles. Herido de muerte el rey don Fernando llamó al Dr.
Galíndez y otros más para tomar su postrera y trascendental decisión sobre la
elección de quienes le sucediesen en el trono. Y ocurrido el óbito de regio, el
Dr. Galíndez de Carvajal con el Lic. Vargas, padre del futuro obispo de
Plasencia, don Gutiérre de Vargas y Carvajal, fueron como embajadores ante el
Cardenal Adriano, luego Papa para notificarle la muerte del rey y los últimos
deseos fernandinos sobre su nieto don Carlos, en cuyo nombre gobernaba el
Cardenal.
Cuando Cisneros, con los Prelados y los
Grandes, discutían si don Carlos, antes del juramento en las Cortes, debía
titularse rey o no, citaron como árbitro definitivo y supremo al Dr. Galíndez
de Carvajal. La disertación del eminente jurista de Plasencia ganó el
asentimiento de la altísima asamblea, y don Carlos fue llamado desde entonces
rey de España.
Perteneció a la Orden de Calatrava. Fue
regidor perpetuo de Plasencia, Tenerife y Sagunto, Escribano Mayor de Sacras,
Puertos y Aduanas, Cronista de los Reyes Católicos y en parte del augusto Carlos
I de España. Sus trabajos también fueron destacados en el campo de la Historia
y en las indagaciones sobre linajes y genealogías de muchas familias, Reyes
Católicos, Crónica de Enrique III y Juan II, pero su obra más importante es la
Crónica de Enrique IV, linajes de Fabián Pérez de Guzmán y Carlos V.
Fue nombrado Correo Mayor de India, privilegio
concedido por la reina Juana de Castilla y a su vez por cedula firmada por el
Rey Fernando el día 14 de Mayo de 1514, para organizar un sistema de organización
seguro entre la península Ibérica y el Nuevo Mundo, y ratificado en su cargo
por Carlos V, el 27 de octubre de 1525, Este cargo fue concedido a perpetuidad
para Carvajal y sus sucesores con el carácter de monopolio, y desde este
momento solo podían ser despachados los correos por él o en quien delegara, y
si no fuera así seria multado con diez mil maravedíes, quien contraviniese la
orden. Este privilegio duro hasta mediados del siglo XVIII.
Como curiosidad citaré, que en 1526, Carlos V,
reunió a la junta de prelados para encontrar soluciones al problema planteado
por la minoría morisca, el Dr. Galíndez redacto un dictamen bajo el epígrafe “
Padecer” proponiendo diversas medidas, para alcanzar la máxima asimilación de
los moriscos a las costumbres del reino, subrayó la necesidad del que el cura
vigilase a los que cayeran enfermos, el objetivo era evitar cualquier contacto
del moribundo con el alfaquí, y el segundo evitar que los musulmanes cumplieran
con su rito ( Aptitudes ante la muerte en la Granada del Siglo XVI, Pág. 538 de
Amalia García Pedraza).
A
la edad aproximada de los 56 años se retiró a descansar a Plasencia. Acaso
víctima de alguna enfermedad, ya que su vida no había llegado a la longevidad
ordinaria para juzgarle jubilado forzoso. De las menguadas noticias que se
conservan, no puede deducirse como vivió en la última etapa de su vida, ni
siquiera la fecha exacta de su muerte. Solo sabemos que no llegó a ser
sexagenario porque en 1528, su propio hijo, habla de su difunto padre. Falleció
en 1527.
Unos treinta manuscritos se conservan en
bibliotecas españolas esperando que alguien los estudie y los publique con
entusiasmo para gloria de su autor y culta satisfacción de sus admiradores y
placentinos de hoy. No es explicable el silencio histórico de la inmensa y
meritísima obra histórica y jurídica del célebre placentino, estimado y
respetado por los sabios de su tiempo. Esperamos que la colosal figura del Dr.
Galíndez de Carvajal, salga del silencioso olvido y ocupe en la historia de
Plasencia y en la masa popular el renombre que por justicia corresponde a su
saber, a sus escritos y a sus méritos de inmortalidad. Agradecemos la
documentación aportada por Teodoro Fernández.
José
Antonio Pajuelo Jiménez.
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