sábado, 1 de mayo de 2021

ENTERRAMIENTOS EN MÉRIDA.

 

LAS PRINCESAS SUEVAS.


Los suevos eran un grupo germano que pertenecían a diferentes tribus de distintos nombres, oriundos de Alemania eran pueblos móviles y no dependían dela agricultura convirtiéndose en una amenaza tanto para Roma (fueron mencionados por Julio Cesar) como para otras regiones europeas. Llegaron a la Península Ibérica a Galicia, Asturias , León norte de Portugal y establecieron un reino que duro unos 170 años hasta la llegada su sometimiento por los visigodos y posterior integración en el Reino Visigodo de Toledo.

En el siglo V el imperio romano no representaba lo que fue anteriormente. Las grandes ciudades como Mérida se vio obligada a levantar murallas para defenderse de los peligros exteriores que le acechaban, y para ello se desmontaron edificios como monumentos funerarios, templos  con el fin de extraer los sillares suficientes necesarios para las murallas. Pero de nada valió, pues en el año 429 el rey suevo Heremigario logró saquear la ciudad de Mérida había llevado a cabo pillajes en la Lusitania, y en Mérida que había tratado con desprecio, injuriando a la mártir Santa Eulalia. Vuelto sobre sus pasos, Genserico forzó la huida de Heremiagio que en su precipitación se ahogó en el rio Guadiana. Surgiendo una clase dirigente procedente de Europa Oriental, que se mantendría en el poder una década y enterraba a sus muertos en la zona norte de la ciudad.


Estos terrenos hoy día corresponden a la calle Almendralejo, donde los arqueólogos correspondientes al Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida, han hallado decenas de enterramientos de los cuales nueve corresponden a “princesas” suevas, con sus ajuares de oro y plata que coinciden con su decoración a otros hallazgos encontrados en otros yacimientos de Ucrania, Polonia, Rusia y Serbia.

La zona a la que nos referimos fue una zona industria y funeraria, que incluía monumentales sepulturas, depósitos de cremaciones, inhumaciones infantiles o pequeñas fosas de cerámicas. Al principio de siglo V el barrio sufrió un colapso arquitectónico que hizo sucumbir los edificios al encontrarse extramuros de la ciudad y ser más propensa a los ataques. Pero no fue abandonada del todo, pues a mediados del siglo V fue reutilizada como necrópolis por los nuevos señores de la ciudad “los suevos”.


Aparte de los numerosos cuerpos exhumados en las diferentes tumbas, se halló un grupo de enterramientos que escapan a lo habitual por los diferentes objetos que visten los cuerpos o los acompañan. Se trata de un grupo de nueve jóvenes que fueron inhumadas con fíbulas, pequeños broches, pendientes, colgantes, collares, anillos laminas repujadas una jarra de cerámica y una copa de vidrio.


Uno de los cuerpos luce fíbulas plateadas, uno de los más destacados exponente del atuendo femenino y aristocrático propio de los pueblos del comienzo del siglo V, que protagonizaron las migraciones europeas.


La mayor parte de estos adornos forman parte del ornato femenino, además de los pendientes, cuyo carácter distintivo es su remate poliédrico. Son habituales las cuentas de collar o los juegos de manicura. Ajugas de oro que posiblemente sirvieron para asir recoger las ropas o mantos que suelen aparecer de dos en dos en el peso o en el pecho de la difunta.

Gracias a los arqueólogos y equipo que han llevado con tanto esmero este descubrimiento que aporta mayor enriquecimiento al patrimonio a nuestra querida Mérida, e historia de Extremadura.

Biografía.

“Nobles jóvenes extranjeras”, las denomina el estudio Novedades en la necrópolis tardorromana de Mérida: las princesas bárbaras, de los arqueólogos Francisco Javier Heras Mora y Ana Belén Olmedo Gracera, donde hacen públicos los resultados de sus investigaciones.

 José Antonio Pajuelo Jiménez.  

 

                                         “CREANDO CULTURA”

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