viernes, 17 de abril de 2020

LA ESTELA DE JARANDILLA


Cerca de la Plaza Mayor en Jarandilla (Cáceres), en la calle Espeñas, junto a la calle Marina, apareció al derrumbar una casa una piedra con la representación  de una figura humana esquematizada con los brazos, piernas y cabeza perfectamente señalados y una espada o cruz en la derecha y otra en su parte izquierda , en la parte superior por encima de la figura, dos círculos unidos por una línea que   podía representar un arma arrojadiza.
La piedra de granito tiene la siguiente dimensión, 60 cm. de largo, por 26 de ancho y 24 de grosor.
Presenta un grabado de persona de cinco centímetros por seis de cabeza, diez centímetros de anchura de hombros, diez centímetros de longitud de brazos, ocho de longitud de piernas, cuyos pies están orientados hacia los lados. Hoy día esta depositada en el Bar de Pedro Cañadas, y presenta en su parte posterior una oquedad, hoyo, cazoleta o perforación de ocho centímetros de profundidad por seis centímetros de diámetro.



Pienso que estamos ante una estela que representa a un cazador que destacaría en la sociedad de su época, posiblemente de la edad del bronce, con sus artilugios de caza, los puñales o espadas y las boleadoras, estas últimas de uso generalizado en la caza con lo que se   logra un tiro preciso para atrapar las piernas de los cuadrúpedos, para los cuales utilizaban un sistema de cerco en el que participaban todos los cazadores, los cuales iban cerrando cada vez más a los animales, a los que arrogaban a sus piernas las boleadoras, con lo que el animal caía al suelo y era rematado.


Esta arma de caza, o de guerra consistía en dos bolas de piedra u otro material duro, podía ser hierro o plomo de forma ovoide, unidas por una tira de cuerda o cuero. Al principio las envolvían en un trozo de piel de animal a la que ataban la cuerda, o bien la piedra la hacían un surco diametral donde anudaban la cuerda o cinta de cuero la que continuaba hasta enlazar la otra bola. Una vez lista la unión se hacía voltear el aparato por los aires, como vemos por encima de la figura humana, donde toma suficiente velocidad para inmovilizar al animal por las piernas, y le remataban con lanzas, y flechas.


José Antonio Pajuelo Jiménez.   


                                          "CREANDO CULTURA"

   

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