sábado, 17 de julio de 2021

El LEGADO ARQUITECTONICO ROMANO





Las obras de ingeniería que se construyeron a lo largo de las calzadas romanas, muestran los notables proyectos de la arquitectura itálica, bien sistematizada ya a comienzos del siglo I a-de C. Resultan ser los puentes de la primera época verdaderos trasuntos de lo que se puede apreciar en las vías más significativas de la península itálica, con caracteres formales bien definidos: pilas robustas, provistas de tajamares redondeados y arquillos de aligeramiento para facilitar el discurrir de la corriente en las grandes avenidas, arcos de medio punto, bien trasdosados y con la clave bien marcada, que se voltean sobre impostas salientes, en voladizo, que coronan las referidas pilas. La norma de arcos y tímpanos, hacen que las dovelas que forman los arcos enlazan perfectamente con las hiladas de los tímpanos. Un almohadillado de tipo rustico con sus efectos claro oscuro la monotonía de las hiladas.



El ejemplo más característico es el puente sobre el rio Guadiana que comprendía dos tramos de arquerías en medio de las cuales se situaba un macizo o malecón protegido por un tajamar que se prolongaba aguas arriba conde concluía en “proa de galera” y permitía el rompimiento de las corrientes del Ana en dos direcciones, hacia ambos tramos arqueados. Sus congéneres: el puente sobre el Albarregas, (el puente está compuesto por cuatro arcos de medio punto con dovelas de similares almohadillados, decoración muy común en la época de Augusto. Tiene una longitud de ciento cuarenta y cinco metros, casi ocho metros de ancho, distancia más que suficiente para el paso holgado de dos carros. (El puente está compuesto por cuatro arcos de medio punto con dovelas de sillares almohadillados, decoración muy común en la época de Augusto. Tiene una longitud de ciento cuarenta y cinco metros, casi ocho metros de ancho, distancia más que suficiente para el paso holgado de dos carros), la “Alcantarilla romana” de un solo ojo, el destruido puente de Aljucén y posiblemente el de Caparra muestran esa tipología antes descrita, con ciertas variantes de detalle, a propósito del cabeza de serie.

Las inscripciones referentes a este puente de Alcántara, de las que hablaremos en otro artículo, parecen dar la razón a Gaius Iulius Lacer, su feliz artífice que lo construyó para que durara durante siglos, siendo esta fabrica uno de los mas claros exponente de lo que fuera la obra utilitaria romana.

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Ubicado en una zona aparentemente sin importancia, se construyó con toda magnificencia, en un tajo, en una región bien considerada por sus yacimientos metalíferos. Sus altas pilas provista de contrafuertes que realzan su verticalidad y sus arcos sirvieron para propiciar esa monumentalidad buscada y se consideraron arquetipo de otras singulares obras de fábrica entre las que destaca el puente de Segura (construido en la provincia romana de Lusitania para dar continuidad  a la calzada romana que comunicaba Norva Caesarina sobre la vía de la Plata con la civitas Egitania y con Bracara Augusta (Braga Portugal) para poder salvar el rio Erjas, cuyo curso marca la línea fronteriza sirviendo este puente como paso internacional de ambos países).


De la misma época que el alcantarino debe ser el puente de Alconetar, hoy mutilado y ubicado en un nuevo emplazamiento.

El dominio del agua por parte de los romanos se refleja en sus complejos hidráulicos sobre todo en los que se reflejan en Augusta Emerita. Las airosas arquerías elevadas de sus acueductos, unido a su paisaje urbano, constituyeron sin duda uno de los emblemas de la ciudad.



El origen de las conducciones, procedentes de los embalses de Cornalvo y Proserpina, ambos con estructuras similares de obra compuesta por muro de hormigón con paramento de sillarejo y espaldón de tierra (barrera de contención para resistir el empuje de las aguas), aunque con soluciones diferentes en la ubicación de sus torres de compuertas, es un reflejo más de la pericia de los ingenieros romanos, quienes supieron resolver con sencillez un problema de esta naturaleza.


Resultan de una gran espectacularidad las galerías por la que discurría hasta la ciudad de Mérida el conducto de Rabo de Buey, de gran altura y esmerada construcción, No menos singulares son los rectos de arcuationes (conducción sobre arcadas) tendidas en las vaguadas que había que atravesar los conductos y un túnel que hubo de hacerse en un macizo granítico en la conducción de Proserpina.



Pero lo emblemático está en esas altas arquerías de la conducción de Rabo de Buey, hoy reducidas a tres pilas y dos arcos, y las mejor conservadas de los Milagros, expresiva denominación, de la que se hicieron lenguas eruditos y viajeros. Aquí tenemos otro ejemplo de la pericia que alcanzo la ingeniería romana peninsular, capaz de afrontar con autoridad los problemas que dichas fabricas comportaban.

José Antonio Pajuelo Jiménez

                                 "CREANDO CULTURA"


Biografía: J.M. Álvarez Martinez. NOSOTROS. Extremadura en su patrimonio. Pag.65.
Fotografías del M.C.E.








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