CASA DE SOSA.
La levantó un
descendiente de los Sosa. Otro de ellos se caso con una hija de Don Alonso, Rey
de Portugal, por lo que puso traer y poner por armas en su escudo las quinas de
Portugal. Tal relieve adquirió este hidalgo que dio nombre a la pequeña plaza a
la que asoma la casa. Se encuentra en el día de hoy muy modifica, conserva algo
del aspecto primitivo en la fachada que mira a la calle de Acebedo (Cartas) a
pesar de tener cegados balcones y ventanas. Debajo de la ménsula del balcón que
se ofrece a esta calle que se remata con un león, cuyas garras sostienen una
cartela de granito que muestran sobre un campo oval las armas del linaje. En
varios sitios de la fachada se ven quinas de Portugal[1].
CASA DE LOS TAMAYO.
Nos presenta esta casa, un magnífico ejemplar armero en lo alto de su fachada principal todo un tratado de filosofía, a ambos lados de su blasón, dos varones desnudos sobre cuernos de la abundancia miran las armas. Frente a ellos, la figura vigilante de la muerte. En los elementos que conserva la fachada, balcones y ventanas de fuerte rejería, un emblema del linaje. En su interior se conserva un patio columnado en una de sus caras, que ostenta varios escudos en los capiteles y en el centro un pozo con escudo con las armas de los Tamayo, el Azor.
Edificada en un principio por la casa de Grimaldo, posteriormente pasa a los linajes Trejo y Nieto, de estos últimos corresponden los escudos que se pueden ver en su torre.
En esta Casa, las argollas fueron otorgadas por Alfonso X a Don Pedro Sánchez de Grimaldo, y posteriormente revalidadas por Sancho IV. Estos privilegios se otorgaban en poblaciones donde los reyes no tenían residencia, de modo que la monarquía se alojaba (a gastos pagados) en casa de sus propietarios al pasar por la villa. En la Casa de las Argollas durante el reinado de Enrique IV vivía en ella don Pedro de Zúñiga conde de Plasencia, quien dio allí hospedaje a D. Alonso el de la “Liga de Ávila” también se alojó Juana la Beltraneja (rival de Isabel La Católica por el trono de Castilla) mientras se organizaba su boda con el Rey de Portugal, que se celebró por poderes en la Plaza de Plasencia, el 23 de mayo de 1475, día del Corpus, en presencia del obispo Rodrigo Dávila.[1] Los mismos duques de Plasencia presidieron el acto, siendo la mayoría de los nobles partidarios de la Beltraneja
Lo que más destaca de la Casa de las Argollas es precisamente ese elemento: las argollas. Estas indican que en esta casa se podía conseguir el derecho de asilo ante la justicia real., concedido por el rey Enrique II el 27 de marzo de 1370, lo confirma Gonzalo Bermudez de Trejo, con estas palabras:
"Por cualquier maleficio, que cualquier persona hiciese, y se acogiese a dicha casa, que ningún alcalde, ni juez,, ni justicia, ni merino, ni aguacil, ni otro oficial alguno nuestro, ni de otro señorío alguno, que no hubiese poder de lo tomar, ni de lo prender, ni de llegar a dicha casa, a nueve pasos alrededor, y cualquier que contra ello fuese, que hubiese la ira de Dios y del rey de la tierra, y que pechase en pena 6.000 maravedíes". así lo cita fray Alonso Fernández
Representan la jurisdicción propia y especial que poseía la casa, incluido el derecho de asilo, el de portazgos, y determinadas jurisdicciones civiles y criminales. Incluso dice la leyenda que, si los condenados que iban a ser ajusticiados en la Plaza Mayor lograban escapar y aferrarse a las argollas se les concedía un día de ventaja y un caballo por parte de las fuerzas del orden en la ciudad, pero es sólo una leyenda.
CARCEL ANTIGUA.
Según J.M. López Martin, investigador placentino, no se ha profundizado en temas carcelarios, y no se conocen los primitivos lugares dedicado a encarcelar a los culpables, posiblemente fuera en la Fortaleza donde estuvieran las primera cárceles de la ciudad.
En el Fuero a partir del titulo 268 dice: "Toda prisiones de barones estas son: Cárcel, cepo, cadenas, cormas en los pies y esposas en las manos y pies ligado, ya por delante o bien por detrás". Y en el 270 se añade: " Todo omne que toviere preso por algú debdo, no deviede comer ni bever, ni mear o exie fueras a campo".
A partir del siglo XVI, se tienen noticias de casas alquiladas para servir de cárceles En el siglo XVII se construyo la que conocemos como cárcel antigua. Su fachada es de sillería. Sobre su portada, hay un espléndido escudo con el toisón de oro, corona semicircular al aire y esta inscripción.
” El muy alto y poderoso Señor don Felipe IV, nuestro Señor Rey Católico de las Españas y Nuevo Mundo, mandó haces esta obra. Año 1657”.
Barrio y Rufo, historiador nos comenta que, en la vieja prisión, en su interior tenía una fuente para el surtido de los encarcelados, la misma que corresponde al patio del Ayuntamiento, y que la puerta que da a la calle hay un escudo, con las armas de Castilla y León y de otros reinos peninsulares, los leones por su naturaleza heráldica son rampantes, y una inscripción.
José
Antonio Pajuelo Jiménez.
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