lunes, 17 de mayo de 2021

LOS PERGAMINOS PÉTREOS DE LA RUTA DE LA PLATA

 

Los Pergaminos Pétreos de la Vía de la Plata.


Cuando me encontraba ejerciendo en Casas de Millán por el año 1978 leí un artículo sobre los miliarios en unos de los periódicos de le época su autor Gregorio Gallego Cepeda, hoy buscando en las carpetas de mis viejos recortes de artículos, me encontré otro de la Junta de Iniciativas Turísticas del año 1967 donde se daba la idea de colocar en la carretera general Sevilla- Gijón, (nacional 630) una serie de Miliarios traídos de la original “Vía de la Plata” o “Calzada de la Plata romana”. Ambos artículos se cumplimentaban, pues su fin era rescatar del olvido estas piezas arqueológicas.

Estos miliarios, al mismo tiempo que servirían de ornato, ya que estratégicamente colocados sobre pedestales la adornarían de forma artística, y darían realce por su autenticidad motivando con su exposición una constante lección de historia.

Así, algunos de estos miliarios fueron rescatado de su secular abandono donde yacían, unos partidos, otros enterrados por los corrimientos de tierras; otros mudados de su original emplazamiento y situados en lugares tan peregrinos como encuadras donde los hemos vistos utilizados como columnas para sostener el edificio. Otros utilizados como arrendaderos o empotrados en paredes de edificios, y a muy pocos se les ocurre pensar que aquellas piedras sirvieron hace dos mil años de hitos marcadores de distancias en las grandes rutas del imperio romano.

Lo que hemos recorrido en casi toda su extensión a través de la provincia de Cáceres la Calzada romana o la Vía Lata sabemos que discurre actualmente por terrenos quebrados y sembrados por otros quedando recorridos sin rastro y a veces confundo con la ruta ganadera de la Mesta que durante todo el medievo hasta el siglo XX sirvió de paso a las merinas y ganados trashumante. Peregrinación que costó infinidad de viajes y de molestias pero que dio como fruto el conocimiento correcto de casi toda la vía de la Plata, y la situación en ella de los miliarios, de los que, nos ocupamos.



Hacemos una breve reseña historiográfica que nos aclara lo que fue la “Vía de la Plata” o “Calzada de Plata”. Durante las guerras que los romanos sostuvieron con el caudillo lusitano Viriato por los años 140 antes de J.C. el general Servilio explanó una ruta militar desde el rio Anas (Guadiana) hasta el rio Tajo. En la confluencia del rio Almonte con el Tajo está situada una población que se llamaba Túrmulus (en las cercanías de Garrovilla de Alconetar), hasta esta llegó la explanación que Servilio construyó para facilitar el movimiento de las legiones romanas en la conquista de la España Ulterior.

Esta vía fue prolongada por Quinto Cecilio Metelo por los años 80 antes de J.C. en sus luchas contra Sertorio. Con posterioridad, pacificada ya la Península, allá por los años 25 antes de Cristo, esta Vía Lata, fue la ruta general de todo el occidente de España, subiendo hasta Cantabria y Galicia. Prolongación que, si bien en principio fue hecha con fines pacíficos, fue utilizada hasta bien entrado el siglo XIX.

Por ella pasó todo el movimiento económico y social y humano y sirvió de cordón umbilical a todo el occidente Peninsular.

Diferentes emperadores durante la dominación romana repararon y acondicionaron esta ruta y colocaron a lo largo de ella la prueba incontrovertible de los miliarios con la epigrafía, resaltando la obra realizada.



Los miliarios marcaban los mil pasos. Estas millas romanas son consideradas aproximadamente en 1.478 metros (milia passum), y llevaban su numeración a todo lo largo de la Vía. Dentro de la provincia de Cáceres, desde sus límites con la de Badajoz hasta la de Salamanca, había seis “Estancias”, perfectamente reseñadas en el “Itinerario” de Antonio Caracalla, siendo estas Ad Sonores (Casas de Don Antonio), Castra Cecilia (Cáceres), Túrmulus (Cercanías de Alconetar), Rusticiana (Galisteo), Caparra, y Ceciliu Vicus (Baños de Montemayor, aunque algunos historiadores piensan en Puerto de Bejar o en Peñacaballera).



Aproximadamente había unas veinte o veinticinco millas de separación entre cada una de ellas. En la provincia de Cáceres había pues, más de cien miliarios. Estas paradas facilitaban el descanso de los viajeros y animales, así como el transporte de mercancías; son las mansiones que alcanzaron un grado de urbanización desigual. Solo la mansio Capera llegó adquirir cierto nivel urbanística.

Gracias a este artículo del año 1970, las administraciones locales de los diferentes pueblos los recogieron, y aunque fueron desplazados de su ubicación original, se muestran a la población con ellos parte de nuestra historia, como es el caso del parque de los miliarios de Carcaboso, otros desplazados a casas al encontrarse dentro del terreno de fincas particulares, o en el museo arqueólogico  siendo restituidos por reproducciones como es el caso del miliario del Puerto de los Castaños, el de Caparra y Aldenueva del Camino, otros miliarios “in situ”, olvidados o semienterrados como los que mostramos en las fotos a lo largo de la vía de la plata.



El rescate de estas piedras fue una obra meritoria que ha garantizado su conservación, evitando su destrucción y pérdida. Pertenecen a esta vieja España llena de pergaminos pétreos.

A mi nieto Mateo, que hoy día 18 cumple dos años.

José Antonio Pajuelo Jiménez

                             

                                                       “CREANDO CULTURA”

 

sábado, 1 de mayo de 2021

ENTERRAMIENTOS EN MÉRIDA.

 

LAS PRINCESAS SUEVAS.


Los suevos eran un grupo germano que pertenecían a diferentes tribus de distintos nombres, oriundos de Alemania eran pueblos móviles y no dependían dela agricultura convirtiéndose en una amenaza tanto para Roma (fueron mencionados por Julio Cesar) como para otras regiones europeas. Llegaron a la Península Ibérica a Galicia, Asturias , León norte de Portugal y establecieron un reino que duro unos 170 años hasta la llegada su sometimiento por los visigodos y posterior integración en el Reino Visigodo de Toledo.

En el siglo V el imperio romano no representaba lo que fue anteriormente. Las grandes ciudades como Mérida se vio obligada a levantar murallas para defenderse de los peligros exteriores que le acechaban, y para ello se desmontaron edificios como monumentos funerarios, templos  con el fin de extraer los sillares suficientes necesarios para las murallas. Pero de nada valió, pues en el año 429 el rey suevo Heremigario logró saquear la ciudad de Mérida había llevado a cabo pillajes en la Lusitania, y en Mérida que había tratado con desprecio, injuriando a la mártir Santa Eulalia. Vuelto sobre sus pasos, Genserico forzó la huida de Heremiagio que en su precipitación se ahogó en el rio Guadiana. Surgiendo una clase dirigente procedente de Europa Oriental, que se mantendría en el poder una década y enterraba a sus muertos en la zona norte de la ciudad.


Estos terrenos hoy día corresponden a la calle Almendralejo, donde los arqueólogos correspondientes al Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida, han hallado decenas de enterramientos de los cuales nueve corresponden a “princesas” suevas, con sus ajuares de oro y plata que coinciden con su decoración a otros hallazgos encontrados en otros yacimientos de Ucrania, Polonia, Rusia y Serbia.

La zona a la que nos referimos fue una zona industria y funeraria, que incluía monumentales sepulturas, depósitos de cremaciones, inhumaciones infantiles o pequeñas fosas de cerámicas. Al principio de siglo V el barrio sufrió un colapso arquitectónico que hizo sucumbir los edificios al encontrarse extramuros de la ciudad y ser más propensa a los ataques. Pero no fue abandonada del todo, pues a mediados del siglo V fue reutilizada como necrópolis por los nuevos señores de la ciudad “los suevos”.


Aparte de los numerosos cuerpos exhumados en las diferentes tumbas, se halló un grupo de enterramientos que escapan a lo habitual por los diferentes objetos que visten los cuerpos o los acompañan. Se trata de un grupo de nueve jóvenes que fueron inhumadas con fíbulas, pequeños broches, pendientes, colgantes, collares, anillos laminas repujadas una jarra de cerámica y una copa de vidrio.


Uno de los cuerpos luce fíbulas plateadas, uno de los más destacados exponente del atuendo femenino y aristocrático propio de los pueblos del comienzo del siglo V, que protagonizaron las migraciones europeas.


La mayor parte de estos adornos forman parte del ornato femenino, además de los pendientes, cuyo carácter distintivo es su remate poliédrico. Son habituales las cuentas de collar o los juegos de manicura. Ajugas de oro que posiblemente sirvieron para asir recoger las ropas o mantos que suelen aparecer de dos en dos en el peso o en el pecho de la difunta.

Gracias a los arqueólogos y equipo que han llevado con tanto esmero este descubrimiento que aporta mayor enriquecimiento al patrimonio a nuestra querida Mérida, e historia de Extremadura.

Biografía.

“Nobles jóvenes extranjeras”, las denomina el estudio Novedades en la necrópolis tardorromana de Mérida: las princesas bárbaras, de los arqueólogos Francisco Javier Heras Mora y Ana Belén Olmedo Gracera, donde hacen públicos los resultados de sus investigaciones.

 José Antonio Pajuelo Jiménez.  

 

                                         “CREANDO CULTURA”

CASA DE LOS DEANES.

CASA DE LOS DEANES, SEMINARIO MENOR, CASA SACERDOTAL.   En este solar, el canónigo de Plasencia don Martin Yaguas y arcediano de Zamora,...