lunes, 30 de agosto de 2021

EL PUENTE DEL CARDENAL






Aunque este puente no está en la ciudad, si se le puede consignar como de ella, pues fue el cardenal placentino D. Juan de Carvajal el que mandó hacerle en el año 1.460. Su constructor fue el cantero placentino Pedro González, el cual también trabajó en la catedral y en Santo Domingo.
Está situado este puente sobre el río Tajo, en el camino que va de Plasencia a Trujillo, pasado Villareal de San Carlos, en la zona del Parque de Monfragüe, al lado del actual puente que cruza el río. Dejo de tener uso en los años 1960 pues al hacer el pantano de Alcántara su cola lo llega a tapar.
Antes de construirse el puente se pasaba el río por medio de barcas, pero como en esa zona se juntan el Tajo y el Tietar, la mayoría del tiempo no se podía pasar por el gran caudal que traían estos ríos ocurriendo muchas muertes por vuelco de las barcas.
De este puente se conserva casi toda la documentación, por lo cual podemos saber que consta de 30.000 piedras labradas, y que cada piedra valió a 9 reales y 14 maravedíes, por lo tanto costó el puente 282.325 reales y 31 maravedíes. La piedra para su construcción se trajo del Robledo, de los Cinco Hermanos y dehesa de Malpartida, junto al pueblo de Gargüera. Para su transporte fue necesario romper la montaña, por el sitio que llaman el Arroyo de Calzones. La distancia desde las canteras hasta el emplazamiento del puente era de seis o siete leguas.
Se cuenta que cuando se hicieron los estudios para su construcción, vieron que saldría muy cara la traída de la piedra, y así se lo comunicaron al cardenal el cual estaba en Roma, enterado este les contestó que si no la llevaban desde estas canteras las mandaría el desde Roma, ante lo cual empezaron a sacarlas.
Otra historia cuenta que cuando fue el cardenal a ver el emplazamiento donde se pensaba realizar el puente, el arquitecto, temeroso de que no tuviese el cardenal tanto dinero como valía hacerlo, empezó a poner pegas y dificultades para su construcción, ante lo cual, cuentan, que el cardenal sacó sus manos de los bolsillos llenas de onzas de oro y empezó a lanzarlas al río diciendo cada vez que tiraba una ”Aquí podía ir una pilastra, aquí podía ir otra, allí otra, etc..” Ante esto el arquitecto se arrodilló y besándole las manos le pidió perdón por su desconfianza. Esta leyenda es solamente esto, ya que el cardenal no pisó su diócesis ninguna vez desde que se fue a Roma.
Como la mayoría de los puentes que existían en esa época, era de peaje, y se cobraba por cada animal que pasaba por el.


En la guerra de la Independencia fue destruido por las tropas españolas para cortar el avance de las francesas. Cuentan que el ingeniero que se encargó de volarlo encendió la mecha antes de retirarse los obreros que estaban colocando las cargas, y a consecuencia de ello, si voló el puente, pero con el volaron 35 hombres más, salvándose solo uno que casualmente era de Plasencia. Pasada la Guerra de la Independencia, se colocaron unos palos entre los pilares del puente y se clavaron unas tablas encima de estos palos con lo cual se podía atravesar el río con un gran peligro para el que lo intentaba.
Así permaneció el puente hasta el año 1844, en que se empezó a restaurar, siendo maestro de las obras el lego de la Compañía de Jesús, padre Manuel Ibáñez.


José Antonio Pajuelo Jiménez - Pedro Luna Reina.


                                                                "CREANDO CULTURA"

martes, 17 de agosto de 2021

EL PUENTE -"Al - Qantarat". PARTE II.

 

EL PUENTE DE ALCÁNTARA. II

Este puente debió de permanecer intacto hasta el siglo XIII. Cuando, con el avance de la reconquista sufriera las primeras destrucciones que, sucesivamente irían incidiendo sobre él hasta el siglo pasado. Cuando Alfonso IX tpmó definitivamente Alcántara, el puente al parecer quedó roto, no se sabe si por acción de los cristianos o de los musulmanes. Posteriormente en todas las luchas sucesivas entre Castilla y Portugal, Alcántara fue un importante punto de fricción. Se documenta como dato  que significa, la consideración del puente, que estando cercada la villa por los portugueses en tiempos de los Reyes Católicos, el rey Alfonso V, sabiendo que Alcántara iba a cortar el puente, levanto el cerco porque no quería el reino de Castilla con aquel edificio menos.

La primera reconstrucción se hizo durante el reinado de Carlos V estando las obras bien documentadas. Fueron reparados los destrozos de la fábrica y el puente, que había constituido una autentica fortaleza en la Edad Media.

        


Las obras se llevaron a cabo por el maestro Martin López entre 1532 y 1543, siendo supervisadas por los grandes arquitectos Pedro de Ibarra y Esteban de Lezcano, aún en el siglo XVI se efectúa una segunda reforma, adjudicada a Diego de Castañeda, que finalizaron Pedro de Villegas y Sebastián de Aguirre en 1577. Como conmemoración de la restauración se pusieron en el arco honorifico del puente tres inscripciones situadas en las jambas y un escudo imperial en el frente sur del arco bajos las almenas de coronamientos, que son obra también de este momento. 


En el siglo XVIII, cuando estalló la guerra de sucesión, Alcántara fue punto fronterizo afectado en las luchas de España y Portugal. Cuando los portugueses se retiraron de Alcántara, trataron de volar sin éxito el segundo arco de la orilla derecha, afectando la explosión a los paramentos del arco, que en parte cayeron y a los pretiles, así como al núcleo de la fábrica, que empezó a presentar grietas en el arco honorifico. El puente se volvió a consolidar en tiempos de Carlos III, y el dibujo que recoge Laborde se hizo sobre la obra recién terminada. 



En la guerra de la Independencia para impedir el paso de las tropas francesas, los aliados destruyeron el segundo arco de la orilla derecha en 1809. Y así permaneció, con un enlace de madera, que además fue quemado ante la amenaza de los carlistas sobre Alcántara en 1818, hasta que a mediados del siglo XIX se llevó a cabo la última y definitiva restauración, estudiada a fondo por la investigadora Rodríguez Pulgar.



Partió la propuesta de la Real Academia de la Historia, que encomendó la obra al Cuerpos de Ingenieros de Caminos, siendo director de las mismas D. Alejandro Millán. Fue construido el arco que había sido volado, se consolidó toda la fábrica haciéndose un rejunte de sillares, se dispuso en su sitio el arco honorifico que había sido desmontado al temerse que la pila central pudiera desplomarse, se pavimentó al calzada y se complementó el puente con las avenidas que hoy existen en sus extremos.



La reconstrucción consta en el arco conmemorativo dentro de una lapida situada en la jamba derecha del puente norte, que alude al reinado de Isabel II, disponiéndose además en el remate de este frente un escudo real de este mismo momento. L citada lápida de Isabel II y otra nueva que se hizo sobre la primitiva, que daba constancia de los municipios romanos que participaron en la obra, desplazaron a una de las inscripciones conmemorativas de Carlos V y a la única original que allí quedaba, que se dispusieron en el interior del arco.

El arco, de esta manera, completa su significación recogiendo los documentos memorables de la historia del puente. Originalmente fue el arco honorifico en el que constaba la dedicación del puente a Trajano y el nombre de los municipio que lo construyeron. La inscripción dedicatoria que se repite en cada frontispicio del arco dice:

                 Imp(eratori)· Caesari· divi· Nervae· f(ili) Nervae

           Traiano· Aug(usto)· Germ(anico)· Dacico· pontif(ici· max(imo)

           trib(unicia)·potes(tate)· VIII· imp(eratori) V· cons(uli)· p(atri)· 

 

“Al Emperador Cesar, hijo del divo Cesar, Trajano, Augusto, Germánico, Dácico pontífice máximo, con la octava potestad tribunicia, emperador por VIII vez y cónsul por vez V, padre de la patria”

Tiene además de fijar la fecha de la construcción 103 y 104 después de Cristo en los que coinciden los ordinales de las magistraturas del Emperador del Emperador que aquí se registra. En el último estudio de Liz Guiral se adelantan las fechas de inicio de la construcción hasta el año 75.



De las inscripciones de los municipios constructores solo queda la que, ilegible, se sitúa en el interior del arco. Su contenido lo conocemos por manuscritos escritos por historiadores de épocas pasadas. En origen se encontraba en el frente de unas de las jambas  y es posible que se complementara con otras tres inscripciones cuyo contenido aún se ignora, tal vez prolongara la lista de los municipios o repitiera el contenido de la que se conoce.

Fotofrafia 1.- Grabado de Serra Casal.

Forografía 2 y 3. Archivo de la Biblioteca Nacional de España.

Fotografía 4.- de Alejandro Millán

José Antonio Pajuelo Jiménez.

                                         "CREANDO CULTURA".

 

 

sábado, 31 de julio de 2021

EL PUENTE - "Al- Qantarat"

EL PUENTE DE ALCÁNTARA.

Se elevó en un lugar elegido por sus condiciones, en un trecho en el que el cauce del Tajo presenta un gran estrechamiento, entre dos recodos que disminuían la fuerza del caudal. En contrapartida, la crecida del agua en este accidente geográfico o cañón, cuando las avenidas eran grandes, alcanzaba un alto nivel, que debió superarse con la construcción de un puente de elevación poco común. De aquí que su altura es de 58,20  metros, su longitud de 194m. Algunos testimonios alcantarinos recuerdan el desbordamiento del rio por encima de los pretiles del puente.

Hay varios manuscritos  en la Biblioteca Nacional de los años 1588 y 1586.Sus autores describen presente el colosal monumento, la joya romano española más preciada de los arquitectos, y se llaman Pedro Barrantes Maldonado, celebre en los anales de nuestra historia y Bartolomé Villavicencio, miembro esclarecido de la Orden de Alcántara. Se conservan en la sección de manuscritos de la citada biblioteca. En el folio 33.v y 36 del Manuscrito nº. 17996, se habla de la fundación del puente de Alcántara y de su antigüedad, y  inscripciones que están  y de sus fundadores, (por Pedro Barrantes Maldonado).En el otro manuscrito se describe la suntuosa fabrica del Puente de piedra que esta sobre el rio Tajo que pasa por el valle de Alcántara. Don Bartolomé Villavicencio, comendador de la Puebla de la Orden  y Caballería de Alcántara Visitador y comisario general en lo espiritual  y temporal de la provincia de la dicha villa y su distrito. B.N. n.º 887, folio 96-v.

Le mando construir en emperador Trajano, natural de Itálica, y mando hacer la vía argenta, por esta vía se trasladaba  desde la mina de plata de Guadalcanal donde se sacaban cuatro mil ducado de plata cada semana,[i] y las minas de plata de Cazalla y Araceli hoy Aracena,  la plata por el camino antes citado y mando poner pilares o miliarios a cada milla con letra de su nombre.

El puente se plantea con un diseño simétrico a partir de un eje central, que coincide con el pilar central y con el arco del triunfo. A partir de este eje central se disponen un total de seis vanos que cubren la longitud total del puente que llega a 194 metros. Los ojos responden a una estructura simétrica, pues los dos centrales son de mayor anchura (27 y 28 metros) mientras los laterales van descendiendo de dimensiones. Estos arcos se construyen con doble hileras de dovelas con doble rosca de medio punto que apoyan sobre los gruesos pilares, en cuya base, presentan tajamares de estructura poligonal. La altura del puentees una de las características mas llamativas, 48 metros de alto y 71 metros si se incluye el arco de triunfo.



El puente consta de seis arcos sostenidos por cinco pilas, apoyando los arcos extremos directamente sobre la roca. Los soporte se distribuyeron con gran distanciamiento, de manera que solamente dos de ellos penetran en el rio, quedando así durante las crecidas, preservadas del agua las restantes pilas, lo que ha contribuido al buen mantenimiento del puente. Estas dos pilas se cimentaron sin dificultad sobre las formaciones pizarrosas del lecho del rio, como se pudo comprobar al desviarse el cauce del mismo para construir la presa del pantano de Alcántara.

Las pilas son sólidos basamentos recubiertos de grandes sillares almohadillados, que siguen una distribución regular a soga y tizón, y se recortan como en todo el paramento del puente con las mismas dimensiones proporcionadas (0,60 m. por 0,60 m. de tizón y 1,20 m. de longitud). Se produce así un gran efecto de regularidad, destacándose del paramento únicamente una hilada de sillares que marca una línea horizontal en la parte baja de las pilas centrales.

Sobre las pilas cabalgan los arcos que son de medio punto y con distintas proporciones. Los dos arcos centrales son los mayores de  luz, los colaterales tienen 21,40 m. y los arcos extremos 13,80 m. La simetría de proporciones no es absoluta.

La apertura de vanos centrales  alcanzan la máxima luz conocida en los puentes romanos a excepción del puente de Narni con 32 metros que actualmente esta desplomado, peligro que presuponía el volteo de arcos de tales dimensiones; no obstante, los arcos de Alcántara han sufrido el daño intencionado del hombre.

LAS INSCRIPCIONES.[ii]

Nos basamos en el Corpus de Inscripciones latinas. Norba I. de Julio Esteban Ortega

1.- Inscripción honorífica-monumental. Fue localizada en el frontis del arco triunfal del puente de Alcántara sobre el río Tajo. Hoy desaparecida.

 

Imp(eratori)· Caesari· divi· Nervae· f(ili) Nervae

Traiano· Aug(usto)· Germ(anico)· Dacico· pontif(ici· max(imo)

trib(unicia)·potes(tate)· VIII· imp(eratori) V· cons(uli)· p(atri)· p(atriae).


 

Corraliza en la línea 2 lee: pot. max. Mélida y Hübner ya observaron como el dedicante o grabador se equivocó en la fecha de la aclamación de Trajano, al escribir imp V, en vez de imp III  que corresponde al quinto consulado y la  octava potestad tribunicia y a la fecha del año 104 de nuestra era. Lo más probable es que la equivocación sea fruto de la manipulación sufrida por el texto al ser copiado en épocas posteriores.[iii]


          2.- Inscripción honorífica-monumental rectangular de mármol. Según Mélida "los pilares del arco tuvieron en cada frente una lápida rectangular, de mármol”. Se refiere al arco triunfal que se encuentra en medio del puente de Alcántara. Se trata de una copia del original transmitida por autores de los siglos XV y XVI.

                                     

Municipia                                               

Provinciae

Lusitaniae· stipe

conlata· quae· opus

 5    pontis· perfecerunt

Igaeditani

Lancienses· Oppidani

Talori

Interamnienses

10   Colarni

Lancienses· Transcudani

Aravi

Meidubrigenses

Arabrigenses

15   Banienses

Paesures

 

Corraliza en la línea 3: Lusitanie y Estipe. En la línea 5: Potes. En la línea 6: Igedetani. En la línea 7: Lencienses. En la línea 8: Tracundane y Viu y Hubner Talori. En la línea 8, Corraliza: interammienses y Viu y Hubner: interannienses.  Corraliza en la línea 10: Tracundani. En la línea 11, Viu y Hübner: Aravi. Viu coloca el pueblo baniense entre las líneas 7 y 8 es decir entre lancienses oppidani y talori. Vives hace de aravi meidubrigneses una sola línea, de igual manera que con banienses paesures.

La citada inscripción ha sido motivo de controversia al igual que buena parte de los epígrafes relacionados con el puente de Alcántara. Una gran parte de los investigadores la consideraron falsa, pero otros, entre los que se incluyen García y Bellido y García Iglesias, abogaron por la autenticidad del citado documento. Aportan –sobre todo este último– razones de peso para considerarla auténtica. Sería, pues, una copia del original realizada por autores de los siglos XV y XVI, que por estar en aquellos entonces muy desgastada y de difícil lectura, la transmitieron con algunas variantes. Ofrecemos aquí la versión de Hübner.[iv]

        3.-Inscripción honorífica-monumental de forma rectangular. Según Corraliza (trascripción de los manuscritos de Pedro Barrantes Maldonado, 1558 y 1586) era una gran piedra de cantería que tiene 18 palmos de luengo.

Se hallaba en el frontispicio del templo situado al lado izquierdo del puente de Alcántara. Hoy perdida.

Imp(eratori)· Nervae· Traiano· Caesari· Augusto· Germanico· 

                                                         Dacico·Sacrum

templum· in· rupe· Tagi· superis· et· Caesare· Plenum

ares· ubis materia· vincitur ipssa sua

avis· quali· dederit· voto· frotase· requiret

5     cura· viatorum· quos· nova· fama· iuvat

ingentem· vasta· pontem· qui· mole· peregit

sacra· litaturo· fecit· honore· Lacer

qui· pontem· fecit· Lacer· et· nova· templa· dicavit

scilicet· et· superis· munera· sola· litan

10   pontem· perpetui· mansurum· in· secula· mundi

fecit· divina· nobilis· arte· Lacer

idem· Romuleis· templum· cum· caesare· divis

constituit· felix· utraque· causa· sacri

C· Iulius· Lacer· h· s· f· et· dedicavit· amico Curio Lacone·Igaeditani

                                                     

 

La inscripción que se encuentra en el dintel del templo situado en el Puente es una copia de la original mandada hacer por Pedro Carvajal y Ulloa, Gran Maestre de la Orden de Alcántara, en 1648. La citada copia presenta errores ortográficos y algunos añadidos con respecto a la original, como ya destacaba Hübner. Especialmente la última línea, que este autor considera que no aparecía en el original.


Según Gimeno, en un estudio reciente, la inscripción está muy manipulada y ha sufrido distintas restauraciones, por lo que cree muy posible que sea falsa[1].

Se data en el 105-106.[v]

       4.- Inscripción honorífica-monumental. Se hallaba en el frontispicio del templo situado al lado izquierdo del puente de Alcántara. Actualmente desaparecida.

            [M(arco) Aurelio Caes(ari)] Imp(eratoris)· Ca(e)s(aris)· T(iti)·

                AeliHadriani An[tonini Aug(usti) p(ii) f(ilio)]

          

La reconstrucción de este epígrafe fue realizada por Hübner. [vi]Se fecharía en la segunda mitad del siglo II.

Aparte del arco, a la entrada del puente existe un edificio que tiene también un gran valor documental.Se trata de un templete hecho totalmente de piedra, incluida la cubierta a dos vertientes. Tiene dos columnas toscana en la fachada y al interior presenta restos que parecen indicar una división interna del espacios como una pronaos u una naos.

                        C(aius) Iulius Lacer d(e) d(ecurionum) s(ententia) f(ecit) et dedicavit amico Curio Lacone Igeditano

  Cayo Julio Lacer, fue el arquitecto romano que lo construyo el puente, e hizo este templo y se lo dedicó a su amigo Curio Lacone natural de Idaña. Mando Cayo que pusiesen sus cenizas en este templo en una urna, cuya tapa que andaba rodando por los suelos, no solo recogió esta Pedro Barrantes Maldonado sino también el ara, llevándola a su casa y la puso en la calle bajo su puerta la cual tiene unas letras en círculo que dice[vii]:

                                      C I L H S E S T T L

         Quiere decir: Cayo Julius Lacer esta aquí enterrado sea la tierra leve.

                                

JOSE ANTONIO PAJUELO JIMÉNEZ.

                                                                                           "CREANDO CULTURA"

                                     

 

 

 

 

 



 



[i] La mina de plata de Guadalcanal (Sevilla)es una de las principales minas históricas, su riqueza hizo pensar que este yacimiento era el Potosi español, por eso, en 1555, el estado se hizo cargo del mismo.

[ii] Julio Esteban Ortega. Corpus de Inscripciones Latinas de Cáceres. I Norba-

[iii] J. V. Corraliza, 1974, págs. 159-60; J. Viu, 1852, págs 154-55; CIL II, 760 (CMPC, págs. 128-129; CPILC, 14; AE, 1977, 352) L. García Iglesias, 1976, págs. 263-275; ILER, 2066; R. Hurtado, 19763, págs. 604-618.

 

[iv] J. V. Corraliza, 1974, págs. 159-60; J. Viu, 1852, págs 154-55; CIL II, 760 (CMPC, págs. 128-129; CPILC, 14; AE, 1977, 352) L. García Iglesias, 1976, págs. 263-275; ILER, 2066; R. Hurtado, 19763, págs. 604-618.

 

[v]  J. V. Corraliza, 1974, págs. 155-157; J. Viu, 1852. págs. 144-147; CIL II,  761 (CMPC, págs. 134-138; CPILC, 15; AE, 1958, 289); H. Gimeno, 1995, págs. 87-145 (HEp 6, 1996, 189).

[vi] CIL II,  762 (CPILC, 16).

 

[vii] Transcripción de José V.Corraliza del manuscrito 17996, folio 33 v. y 36

sábado, 17 de julio de 2021

El LEGADO ARQUITECTONICO ROMANO





Las obras de ingeniería que se construyeron a lo largo de las calzadas romanas, muestran los notables proyectos de la arquitectura itálica, bien sistematizada ya a comienzos del siglo I a-de C. Resultan ser los puentes de la primera época verdaderos trasuntos de lo que se puede apreciar en las vías más significativas de la península itálica, con caracteres formales bien definidos: pilas robustas, provistas de tajamares redondeados y arquillos de aligeramiento para facilitar el discurrir de la corriente en las grandes avenidas, arcos de medio punto, bien trasdosados y con la clave bien marcada, que se voltean sobre impostas salientes, en voladizo, que coronan las referidas pilas. La norma de arcos y tímpanos, hacen que las dovelas que forman los arcos enlazan perfectamente con las hiladas de los tímpanos. Un almohadillado de tipo rustico con sus efectos claro oscuro la monotonía de las hiladas.



El ejemplo más característico es el puente sobre el rio Guadiana que comprendía dos tramos de arquerías en medio de las cuales se situaba un macizo o malecón protegido por un tajamar que se prolongaba aguas arriba conde concluía en “proa de galera” y permitía el rompimiento de las corrientes del Ana en dos direcciones, hacia ambos tramos arqueados. Sus congéneres: el puente sobre el Albarregas, (el puente está compuesto por cuatro arcos de medio punto con dovelas de similares almohadillados, decoración muy común en la época de Augusto. Tiene una longitud de ciento cuarenta y cinco metros, casi ocho metros de ancho, distancia más que suficiente para el paso holgado de dos carros. (El puente está compuesto por cuatro arcos de medio punto con dovelas de sillares almohadillados, decoración muy común en la época de Augusto. Tiene una longitud de ciento cuarenta y cinco metros, casi ocho metros de ancho, distancia más que suficiente para el paso holgado de dos carros), la “Alcantarilla romana” de un solo ojo, el destruido puente de Aljucén y posiblemente el de Caparra muestran esa tipología antes descrita, con ciertas variantes de detalle, a propósito del cabeza de serie.

Las inscripciones referentes a este puente de Alcántara, de las que hablaremos en otro artículo, parecen dar la razón a Gaius Iulius Lacer, su feliz artífice que lo construyó para que durara durante siglos, siendo esta fabrica uno de los mas claros exponente de lo que fuera la obra utilitaria romana.

FOTO

Ubicado en una zona aparentemente sin importancia, se construyó con toda magnificencia, en un tajo, en una región bien considerada por sus yacimientos metalíferos. Sus altas pilas provista de contrafuertes que realzan su verticalidad y sus arcos sirvieron para propiciar esa monumentalidad buscada y se consideraron arquetipo de otras singulares obras de fábrica entre las que destaca el puente de Segura (construido en la provincia romana de Lusitania para dar continuidad  a la calzada romana que comunicaba Norva Caesarina sobre la vía de la Plata con la civitas Egitania y con Bracara Augusta (Braga Portugal) para poder salvar el rio Erjas, cuyo curso marca la línea fronteriza sirviendo este puente como paso internacional de ambos países).


De la misma época que el alcantarino debe ser el puente de Alconetar, hoy mutilado y ubicado en un nuevo emplazamiento.

El dominio del agua por parte de los romanos se refleja en sus complejos hidráulicos sobre todo en los que se reflejan en Augusta Emerita. Las airosas arquerías elevadas de sus acueductos, unido a su paisaje urbano, constituyeron sin duda uno de los emblemas de la ciudad.



El origen de las conducciones, procedentes de los embalses de Cornalvo y Proserpina, ambos con estructuras similares de obra compuesta por muro de hormigón con paramento de sillarejo y espaldón de tierra (barrera de contención para resistir el empuje de las aguas), aunque con soluciones diferentes en la ubicación de sus torres de compuertas, es un reflejo más de la pericia de los ingenieros romanos, quienes supieron resolver con sencillez un problema de esta naturaleza.


Resultan de una gran espectacularidad las galerías por la que discurría hasta la ciudad de Mérida el conducto de Rabo de Buey, de gran altura y esmerada construcción, No menos singulares son los rectos de arcuationes (conducción sobre arcadas) tendidas en las vaguadas que había que atravesar los conductos y un túnel que hubo de hacerse en un macizo granítico en la conducción de Proserpina.



Pero lo emblemático está en esas altas arquerías de la conducción de Rabo de Buey, hoy reducidas a tres pilas y dos arcos, y las mejor conservadas de los Milagros, expresiva denominación, de la que se hicieron lenguas eruditos y viajeros. Aquí tenemos otro ejemplo de la pericia que alcanzo la ingeniería romana peninsular, capaz de afrontar con autoridad los problemas que dichas fabricas comportaban.

José Antonio Pajuelo Jiménez

                                 "CREANDO CULTURA"


Biografía: J.M. Álvarez Martinez. NOSOTROS. Extremadura en su patrimonio. Pag.65.
Fotografías del M.C.E.








lunes, 28 de junio de 2021

ATAECINA.

 

SANTA MARIA EL TRAMPAL.

ATAECINA Y SANTA MARIA DEL TRAMPAL.

 Conocí la iglesia de Santa María del Trampal a mediados de los años 78, cuando fueron tomadas las fotografías que presento en este trabajo. Se encuentra situada a cuatro kilómetros de la Vía de la Plata, siendo posible que un ramal de este camino se desviara en dirección a Trujillo pasando por el Trampal o muy cerca de él. Pues llama la atención que la fábrica de Santa Lucía en su totalidad está construida por sillares reutilizados que pertenecieron a otros edificios más antiguos, posiblemente romanos, ya que muchos contienen inscripciones romanas, aras dedicadas a la diosa Ataecina, diosa celtibera asimilada por los romanos como Ceres y Proserpina. Esta diosa, tenía su culto en Turóbriga ciudad celta citada por Plinio, pero carecemos su ubicación actualmente, Plinio la sitúa en Betaria donde tenía un templo dedicado a su culto. Estuvo también muy extendido su culto en la Betica y Lusitania.

La Gran Enciclopedia Extremeña dice lo siguiente de nuestro templo de Santa Lucía del Trampal:

El mejor hallazgo de época visigoda es la basílica de Santa Lucía en el lugar del Trampal, quizás sobre un santuario pagano previo, como indican algunas de las numerosas inscripciones romanas allí encontradas. La basílica del Trampal es la única de época visigoda que permanece en pie en el área sur de la Península. Tiene un cuerpo de tres naves muy estrechas, separadas por pilares que ya no existen, un estrecho pasillo central que comunica con un crucero, y tres cabeceras rectangulares. A un lado y otro de las naves, se desarrollan habitaciones adosadas de función incierta. Es posible que el estrecho pasillo ante el crucero, cerrado por canceles, fuera el lugar del coro, y el crucero, con salidas al exterior por dos puertas laterales, lugar de comunicación entre las cabeceras y el pasillo. En la cabecera central se dispondría el altar, siendo lo más probable que las laterales sirvieran como sacristías. El cierre de las cabeceras es abovedado en herradura, y el del crucero también.

Debió haber aquí cimborrios cuya fragilidad no ha permitido su pervivencia. La bóveda del crucero está reforzada con arcos fajones de herradura, y éstos, junto con los arcos de entrada en cada cabecera formarían los arcos torales que soportaron los cimborrios. Bajo cada arco existían columnas con carácter ornamental, que, al igual que las impostas de mármol, con labores de talla y capiteles, faltan hoy. La basílica del Trampal, acompañada de otra construcción a 200 m quizás también religiosa, se considera monástica, y fue realizada en el siglo VII.



A pesar de que el edificio siempre ha estado a la vista y era conocido por la gente del lugar fue descubierto, o redescubierto, en 1980 por D. Juan Rosco Madruga profesor de Geografía e Historia y su esposa. Entonces era una ruina a punto de hundirse definitivamente como le ocurrió a otra iglesia, la de Santiago, situada apenas a seiscientos metros de ella y cuyos sillares terminaron sirviendo para restaurar la fachada de la parroquia de Alcuéscar.

 






Los trabajos de excavación y restauración del templo proporcionaron 31 inscripciones romanas, de las que quince son altares dedicados a la diosa indígena “Ataecina”. Este conjunto, unido al gran número de monumentos anepigráficos, constituye la evidencia del mayor santuario de esta divinidad conocido hasta la fecha, solo compatible al del dios lusitano “Endovellicus”. La revisión de todos los testimonios de “Ataecina” hallados en Hispania permite ver que su culto se extendió por las regiones orientales de la provincia de Lustania y que, ocasionalmente, entró en contacto con el culto de Proserpia. “Tubriga/Turobriga”, el enclave principal del culto pudo estar dentro del territorio de “Emerita Augusta”, no lejos del templo de Santa Lucia y cerca del paraje de “Las Torrecillas”.

Se puede pensar que el centro del cuto se localizaba en una ciudad llamada Turóbriga, de la cual no se sabe si pertenecía a la Bética o a la Lusitania, también se ha pensado que más que una ciudad, pudiera ser un lugar sagrado donde se realizarían los ritos, siendo una zona de encuentro de vetones, lusitanos y célticos, e inclusive pactos entre ellos.

Las aras votivas dedicados a la diosa Ataecina designada como DEA DÖMINA ATAECINA TUROBRIGENSIS PROSERPINA o simplemente como DEA DÖMINA ATAECINA TUROBRIGENSIS.

Ataecina, fue una diosa ctónica adorada por los antiguos iberos, lusitanos, carpetanos en la Península Ibérica, se la rindió culto antes por los pueblos anteriores a los romanos, conocida con el apelativo “Turobrigensis”, era la diosa del renacer, la fertilidad, la naturaleza y en muchas inscripciones de añade “servatrix” o conservadora de la salud, pues hay una inscripción en Merida en la que se relaciona con las aguas.Diosa que tenía un carácter agrícola (el renacer de la primavera y el renacer la vegetación de la tierra y un carácter infernal, por lo que se le asocia al inframundo (para descender con el otoño y vivir bajo la tierra en invierno). En los yacimientos donde se han encontrado objetos e inscripciones, se encuentran cerca de explotaciones minera de hierro y estaño; lo que refuerza el carácter inframundo de esta deidad, ya que en diferentes mitologías el dios del inframundo es poseedor también de los metales y minerales ocultos en las entrañas de la tierra.

Tenía poder para descubrir objetos robados y castigar a los ladrones. Muchas lápidas votivas contienen oraciones o evocaciones para protegerse de los robos y recuperar los objetos robados.



Diosa Ataecina Turibrigense Proserpina, te ruego pido y demando, por tu gran majestad, que seas mi vengadora en cuantos robos me han sido hechos; un “quídam” (uno, alguno. N.A.) a mí me ha escamoteado, en menos tiempo que se tardó en hacerlas, las cosas que abajo escribo: túnicas, seis; capota de lienzo dos, camisas…

Traducción de Garcia Iglesias.

El símbolo principal con la que se identifica esta diosa son las “cabras”. No se sabe si la cabra simboliza su carácter agrícola o su carácter infernal, lo que se sabe es que era una de las principales bases de la economía de los que le rendían tributo. En la superficie superior de las aras, suele haber unos huecos, generalmente cuatro, uno para cada pata, que servían para sujetar una estatuilla de cabra realizada en bronce (exvoto) o bien unos cilindros en los que se tallaba un rostro de grandes ojos redondos combinados con otras formas geométricas que conformaban los rasgos de la cara.




Ataecina, es una diosa local, como el dios lusitano Endovelico, siendo el medio natural el lugar del culto, espíritus protectores del lugar, relacionados con otros espíritus y divinidades ctónicas. Estos santuarios son de difícil acceso, tal vez buscando el misticismo entre lo oculto dando mayor énfasis a lo sagrado.

Se deduce que Santa María del Trampal, fuese construida sobre un lugar de culto tradicional anterior (santuario dedicado a Ataecina) y donde se aprovecho el material como queda constancia en numerosas partes de sus muros.

 

 

José Antonio Pajuelo Jiménez.

                                                               “CREANDO CULTURA.”

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