HISTORIA DEL CONVENTO DE LAS DOMINICAS
Este
convento fue fundado en el año 1.538, fueron sus fundadores Martín López de la
Mota, regidor de la ciudad, y su hermano (de madre) el racionero Pedro
Domínguez de la Mota. Sus primeros moradores fueron monjas de la Orden de
Predicadores, (Dominicas).
El
edificio está constituido por dos cuerpos de edificio, unidos en la planta alta
por un pasadizo cubierto sobre la calle de la Encarnación, el edificio que da a
la plaza del mercado está constituido por la iglesia y dependencias de diverso
uso.
En el solar que ocupa este convento se
pensó construir las dependencias del Tribunal de la Santa Inquisición, el cual
se pensaba trasladar de Llerena a Plasencia, cosa que no llegó a realizarse y
por lo tanto no se construyó el edificio. Al lado de la puerta del convento
(calle Encarnación), se aprecian los restos de lo que fue una gran torre
llamada del Arcediano de Medellín. El nombre le viene de que este edificio era
la casa del dicho arcediano, por el año 1.585.
Fue la casa solariega del Arcediano de Medellín, Gabriel Pizarro (1573). Este Arcediano está enterrado en la iglesia de las Claras, en el altar de San Cristóbal, frente a la puerta de entrada, en el arquitrabe del retablo, hay esta inscripción: «Este enterramiento es del ilustrísimo señor don Gabriel Pizarro, arcediano de Medellín en esta santa iglesia de Plasencia. Murió víspera de Nuestra Señora de Agosto, de 1571»,
En el año
1.790 se hace un corredor sobre la muralla, aprovechando uno de sus cubos, para
que sirva a las monjas para tomar el sol.
En la fachada de la iglesia, se pueden ver una
hornacina con un busto de la Virgen con el Niño, el escudo de los Zúñiga, el
escudo de la Orden, y en el año 2.001 al reparar la fachada apareció un escudo
en el cual se ve una gran flor de lis sobre un montón de piedras.
Hasta hace pocos años estas religiosas se
dedicaron a la enseñanza de niños, pero en los últimos años del siglo XX
decidieron volver a la clausura y no tener contacto directo con las personas.
Al otro lado de la calle Encarnación está el convento propiamente dicho. En el
muro de este edificio hay una pequeña hornacina en la cual se ve una imagen de
piedra que representa a la Virgen de la Misericordia.
Se encuentra al final de la iglesia de la plaza de San Esteban y calle
las Claras hasta el Seminario Mayor, en su parte trasera la calle de la Encarnación,
uniéndose a la parte de clausura por un pasadizo volado, que comunica con la
clausura.
Entre sus obras, merece destacar según mmi criterio:
El RETABLO.
Las
primeras monjas que se instalaron en este convento procedían del cenobio
vallisoletano de Santa Catalina de Siena, por lo que podemos decir que su construcción
es de influencia artística vallisoletana. Hasta el año 2004 el retablo que
cubría el testero de la iglesia del convento de la Encarnación era el resultado
de una serie de adaptaciones modernas realizadas para albergar las esculturas
de un conjunto procedente de la primera mitad del siglo XVII. En él va
representada la Anunciación del Arcángel San Gabriel a María, el Ángel
llega por la izquierda de la Virgen, posado en una nube como gesto anunciador
señala hacia el Espíritu Santo en forma de paloma con el dedo índice de la mano
derecha; porta en la otra mano el bastón de mensajero celestial, con una
filacteria en cuyas volutas posemos leer las primeras palabras del Ave María.
La
Virgen recibe el mensaje mientras permanece arrodillada en un
reclinatorio, con un libro. Ante la llamada del Ángel, vuelve la cabeza con
delicadeza, con la mano izquierda sobre el pecho y la otra abierta.
El
simbólico jarro de azucena de sitúa en el medio de la escena., la cual preside
desde lo alto un busto del Padre Eterno emergente entre las nubes
pobladas de cabezas angélicas; porta en la izquierda la bola del mundo mientras
bendice con la derecha. Llama la atención la barba ondulada, terminada en diversa
puntas, siguiendo la modalidad de Gregorio Fernández.
La
escena de la Anunciación se acompaña en los nichos del retablo con otros santos
de la Orden de Predicadores algunos sobre la peana decorada con rectángulos, de
izquierda a derecha y de arriba abajo: Santa Rosa de Lima, Virgen del Rosario,
Santa Catalina de Siena, Santo Domingo de Guzmán y Santo Tomás de Aquino.
CRISTO CON LA CRUZ A CUESTA
Cuadro
de Morales, realizado con técnica mixta sobre tabla de 67 x 55 cms.,
conservándose en mal estado, con repintes oscuros en las zonas mas
deterioradas. Presenta una inscripción en el marco con fragmentos bíblicos en
parte perdidos, pero que se han podido identificar:
“O
VOS OMNES QUI T – RANSITIS PER VIAM, ATTENDITE E VIDETE SI EST DOLOR SICVT
DOLOR EVS” (Oh, todos vosotros que vais por el camino, prestad atención y
observad si hay sufrimiento como el sufrimiento mío).
“VERE
LANGVORES N(OST)ROS IP(S)E TVLIT ET PECCATA NOSTRA PERTVLIT INCORPORE SVO SVPER
LINGNVM” (En verdad, él soportó nuestro sufrimientos y padeció nuestros pecados
en su propio cuerpo sobre la cruz).
La
alta calidad del cuadro merece incluirlo en el catálogo de las obras del
pintor, al menos en lo que al rostro de Jesús se refiere. La relación de
Morales con Plasencia es más intensa entre los años 1565 y 1570, en que realiza
el retablo de San Martin y tasa las vidrieras de la Catedra, siendo éste un
marco temporal quizás más probable.
CRISTO DE LOS DOLORES.
EL
CRISTO DE LA ENCINA
El
Cristo de la encina en una llamativa representación de la Cruz que tiene su
origen en los relatos de procedencia americana llegados a tierras extremeñas.
Desde Chile se propagó en le siglo XVII la aparición del Cristo de Limache, en
la que se describía como un indio encontró un árbol con forma de cruz perfecta
y en cuyo tronco aparecía la figura de Cristo crucificado hasta la cintura.
Conocedora del hecho una señora devota del lugar llevó a sus tierras esta
particular cruz y erigió un templo en su honor.
Pizarro
Gómez, Francisco Javier. Extremadura en el viaje iconográfico del Cristo de la
Encina entre Europa y América.
Hoy día es el único convento de clausura que queda activo en la ciudad, las mongas de clausura consiguen mantener su comunidad con la venta de dulces artesanales que venden a través de torno situado en la calle de la Encarnación, destacándose en época de Navidad los mantecados, perrunillas, y otros dulces de la época.
BIOGRAFÍA
Pizarro
Gómez, Francisco Javier. Extremadura en el viaje iconográfico del Cristo de la
Encina entre Europa y América.
Huellas Artísticas Vallisoletanas en la provincia de Cáceres. Vicente Méndez Hernán
José
Antonio Pajuelo Jiménez.
www.lavozdemayorga.blogspot.com www.lavozdeplasencia.blogspot.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario