CALLE SANCHO
POLO.
CASA DE LAS
INFANTAS.
Otra de las casas señoriales del Siglo XVI y XVII es la Casa las Infantas,
que en este caso además acoge uno de los centros educativos de la ciudad. En
ella vivieron hace pocos años las Religiosas Josefinas Trinitarias, de ahí que
actualmente se conozca como la escuela hogar de las josefinas[1].
Por otra parte, el nombre originario de “Casa de las Infantas” proviene
de haber sido la casa de Pedro Fernández Manrique de Lara y Solís y de su mujer
Leonor de las Infantas, señores de Galisteo y de la Casa Infantas, así como de
alguno de sus sucesores[2].
El cuerpo original es el inferior, y por falta de almohadillas de granito
las plantas más altas se completaron ya muy posteriormente con almohadillas de
cemento que desdicen la parte noble de la casa.
Esta casa, tiene una portada con dovelas y un mascarón en la clave central del arco de medio punto sobre la puerta, presenta una carátula que conforma la clave del arco del portal almohadillado de su entrada, que se presenta como una obra de realización muy clásica, de un realismo en la mueca sardónica de sus facciones sin parangón en la ciudad. Otros autores lo relacionan con el “hombre verde”, dios mitológico de origen celta que representa a la muerte y resurrección de la naturaleza[3].
Tiene en la parte derecha abundante vegetación, hojas de parra y yedra con palos, y aparece con la lengua fuera de aspecto burlón, como si se estuviera burlando de los que por allí pasan. La parte izquierda está afeitada, bien peinado, y en las cejas dos salamandras mirándose la una a la otra con aspecto de luchar, que son símbolo de la constancia y la castidad. Por encima de esta carátula se ven las armas del linaje Corral[4].
La fachada denota la magnificencia que en otras épocas hubo de tener la
mansión, hoy día de tres plantas, la fachada ofrece buenos ventanales y escudos
repartidos entre los huecos, que debido a la estrechez de la calle se nos hace
difícil su contemplación
Como curiosidad en la parte trasera de la casa hay un patio pequeño que da a la Calleja de la Pardala, en el que hay una figura de la mitología griega que representa al dios Pan, al que Apolo condenó a tener una erección permanente.
Esta figura de la mitología griega que representa al dios Pan también
protegía a los pastores trashumantes y a sus rebaños. Tiene cuerpo de hombre,
es velludo y con dos cuernos en la frente, y sus miembros inferiores tienen
pezuñas. Este personaje se retiraba a las Cuevas de Andrómeda en sus momentos
más bajos a tocar una siringa (flauta). Pan era hijo del dios Hermes y, por
eso, le llamaban Pan, que significa “de todos”. [5]
En las partes superiores se ve el intento, poco logrado, de reflejar en
medallones a personajes relacionados con la casa como se hace en la Catedral
nueva de Plasencia.
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